jueves, 25 de junio de 2009

El enigma de las mascotas del fútbol


En los últimos días, en los que el precario fútbol colombiano lleva a cabo sus finales, gracias al MSN y Facebook, herramientas en las que la gente pretende revelar hasta el último detalle de sus vidas promedio y comunicarle al mundo entero sus más intrascendentes pensamientos (si es que eso puede ser producto de la mente), he comprendido un poco mejor la razón por la que existen tantas mascotas y personajes desprovistos de vergüenza que se atreven, sin mayor sonrojo, a hacer el ridículo en los estadios o en la tv por una causa tan nimia como un equipo de fútbol colombiano.

Es para sorprenderse que un pobre hombre en el calor de Barranquilla se sumerja en un disfraz de tiburón o que otro fanático personifique a un indio pijao domingo tras domingo,  pero si la gente del común se desvive por un aburrido, chambón, torcido y mediocre torneo de fútbol, todo cobra mayor sentido. Por estos días son muchas las frases en MSN o Facebook del estilo: "Junior tu papá", "Teo les va a clavar 3 el miércoles", "Grande mi blanco", "que los del Caldas tomen mucho café porque trasnocharán pensando en los goles del príncipe Giovanny" "los costeños quedaron blancos del susto en Manizales" y demás clichés que bien podrían ser obra de cualquier creativo y poeta del periodismo deportivo (aquellos que dicen cosas como "el equipo volcánico").

Son estos mismos periodistas al mejor estilo de Tito Pucheti, quienes transmiten en vivo para los noticieros rodeados de una caterva de obnubilados que los llenan de harina, les pegan calvazos, los empujan y les gritan en el oído, entre muchos otros vejámenes que parecieran disfrutar, los que incitan a crear este tipo de creativas frases y por supuesto a que exista un calenturiento fanatismo por el cada día peor fútbol del país.

Sin embargo y a pesar del mal gusto que alguien pueda tener por el deportivo Pasto o el Bucaramanga, por nombrar algunos, todavía no puedo entender del todo qué motiva a algunos personajes al vergonzoso extremo de ser mascotas de un equipo de fútbol, qué tornillo les falta o qué golpe se dieron en su infancia para que salgan a bailar, juguetear y "divertir" al público inmersos en un horrible disfraz y además de todo sentirse orgullosos de su penosa labor.

Hay algunos que se ponen una máscara de cuy o de tigre verde, los cuales probablemente hagan un penoso trabajo por dinero, lo cual en este quebrado país no sería extraño ni criticable, pero hay otros injustificados que deciden voluntariamente encarnar a paupérrimos personajes que en teoría representan un sentir popular. Es para mí claramente identificable la cara del indio que representa al Tolima y que grita como un demente ante las cámaras de televisión, así como en su época fue el engominado y siempre penosamente llamativo Cole.

Me encantaría saber qué pasa por la cabeza de estas personas, me gustaría conocer sus casas, en las que seguramente de un muro deben colgar cientos de fotos con glorias del deporte como la Cachaza Hernandez, el manimal Cortez, el Teacher Berrio, John Mario Ramirez o cualquier otra estrella del fútbol nacional. Me gustaría saber cómo es la vida de lunes a viernes de estos personajes, si visten usualmente con prendas del color de su equipo favorito y si desde el lunes preparan la pinta y la actuación del partido del siguiente domingo. Me encantaría comprender sus motivaciones y conocer la cara de tristeza de estos personajes cuando su equipo es goleado, sobre todo eso me fascinaría.

Si alguien pudiera hacerme comprender mejor a una mascota de fútbol lo agradecería, porque sin duda es uno de los grandes enigmas que con frecuencia ronda mi cabeza.

Los comentarios quedan abiertos entonces para que cualquier mascota con o sin disfraz nos llene de madrazos, como es ya habitual cada vez que tocamos el delicado y sensible tema del fútbol colombiano, o para que simplemente nos abra la mente ante una labor tan enigmática como la de ser mascota de equipo de fútbol.

miércoles, 17 de junio de 2009

¿Qué pasó con Américo?

Justo hoy, cuando pensaba en la maldición que había sido escribir la entrada pasada, titulada País loop, gracias a la cual sentía que todo lo que pasa en Colombia es una eterna repetición de sucesos y que por lo tanto las ideas a la hora de escribir también son aburridamente repetidas, me di cuenta de un hecho sin precedentes en Bogotá.

No se trataba de las brillantes campañas cívicas de Samu-el alcalde en las que ubica en un mismo semáforo a 40 desempleados a supervisar que la gente cruce por la cebra, ni de la contratación de Neider Morantes en Milloranios, hechos que, como todo en Colombia, parecen un eterno deja vu. En este caso, probablemente por mi fascinación hacia este desapercibido personaje, lo que veía era algo sin precedentes.

Resulta que el buen Américo Vespucio, aquel hombrecillo gris que se posaba inmóvil sobre la carrera séptima con calle 96, ha desaparecido. Muchos se preguntarán quién diablos es este señor y porqué razón había una estatua en su honor. Pues bien, yo por mucho tiempo me pregunté lo mismo sin una respuesta satisfactoria, para finalmente darme cuenta de la irrelevancia de esta estatua que nadie veía nunca.

Algunos pensarán que este hombre hacía parte del grupo que fortuitamente se encontró este continente abordo La niña, La pinta o La santa María, pero no, él simplemente se dio cuenta de que Colón había encontrado un nuevo continente y gracias a ello este lugar se llama como se llama: América.

Investigando un poco acerca del enigmático personaje, que como bien decía un amigo parece sacado de El señor de los anillos, me di cuenta de que fue más famoso por sus relatos de viajes sacados de su propia imaginación e inducidos tal vez por sobredosis de tiempo libre, que por viajes verdaderos.

Es probable que allí repose la verdadera importancia que lo ha hecho merecedor a una estatua, seguramente la relevancia de Américo radica en que fue un soñador (por no llamarlo mentiroso) tal y como somos por acá, que usamos eufemismos para cada brutalidad que sucede en este bello y genocida país.

Es una lástima la desaparición de este monumento, que por cierto parece haber sido arrancado a punta de machete al mejor estilo de un busetero (lo cual me recordó la emblemática caída de la estatua de Sadam). Ahora me pregunto ¿qué será de este pueblo recochero sin su mayor entretenimiento? ¿a quién disfrazarán de papá Noel en navidad? ¿a quién le robarán el globo terráqueo que llevaba en su mano? ¿A quién le pondrán botellas de aguardiente en cada vez que la selección Colombia le gane a cualquier equipo de quinta categoría? ¿Quién será tan inútil y poco representativo como él? ¿Será Regina 11 o Moreno de Caro, verdaderos representantes de nuestra raza, los llamados a ocupar ese pedestal?

Pero a fin de cuentas ¿Qué pasó con Américo y por qué nos ha abandonado?

jueves, 4 de junio de 2009

País loop


Colombia, sin duda, es un gran loop o bien podría llamarse país deja vu, hecho que puede ser comprobado tras una rutinaria jornada de noticiero de las 7 p.m., en donde se podrían recitar las noticias de memoria simplemente cambiando los protagonistas en cada época.

Justamente eso fue lo que me sucedió anoche mientras me encontraba viendo las noticias, sentía como si todo lo que decían ya me lo supiera de memoria por haber sido repetido una y otra vez en épocas pasadas. Fueron puntualmente tres hechos muy reveladores los que me demostraron dicha la situación.

Para empezar con el sentimiento extraño de repetir historias, la noticia de la prohibición de la dosis mínima me pareció obvia y, por decir lo menos, anacrónica. Eso no puede ser noticia, es bien sabido por todos que nuestros senadores ven esas cosas horribles como pecados mortales y crimines espantosos que Dios aborrece a los cuales hay que poner solución echándole bala a todos esos traficantes y consumidores.

Para continuar, en la sección de deportes donde la noticia del momento es el partido de la selección Colombia contra Argentina, todavía los descarados periodistas se atreven a hacer alusiones, así sean tímidas, al catastrófico 5-0 de hace no se cuántos años. Son tan insolentes de siquiera mencionar esa hazaña histórica que sólo nos sirvió para estar donde estamos: eliminados de los mundiales recientes y pensando todavía que nos merecemos más.

Esta maldita memoria del 5-0 nos ha acompañado durante largos 16 años creando una ilusión falsa de que con este pobre fútbol puede pasar algo más que otra eliminación del Mundial. Igual fue en su momento con el empate contra Alemania en 1990, que todavía es motivo de orgullo nacional...sí, aunque suene ridículo fue solamente un empate. Seguramente cuando el partido de Colombia Argentina cuente con la presencia de los nietos de Messi y los nietos de Rodallega, el bigotón nieto de Javier Hernández hará un video previo al partido recordando el 5-0 de 1993.

Para comprobar si lo que veía anoche era un noticiero del año 2009 y no anterior, continué con la sección de farándula, en la que las mismas descerebradas de siempre ahora la emprendían contra el igualmente descerebrado Don Omar. Resulta que el trenzado pueltoliqueño hizo alguna alusión a la droga colombiana en una de sus hipersexuales, fiesteras y traquetas canciones, hecho que hizo parar los pelos de las presentadoras.

Indignadas entrevistaron a Fonseca, a Babas y al señor Crápula, entre otras glorias de la penosa canción colombiana, para que dijeran que Colombia es pasión, paisajes, mariposas, cuchucos, Montoya y selección de fútbol. Tener esa clase de "artistas" debería indignar más al país entero, que lo que pueda decir Don Omar.

Esta historia me recuerda la indignación en su sección de farándula de Caro, Cris, Lauris, Adri, Cata, Pao y Andre por lo que dijo Charly García, por lo que pintó caricaturista Mike Peters, por lo que cantó Carla Bruni o por lo que sugirió Hollywood en sus películas. Otra historia muchas veces repetida.

Y así pasa con todo en nuestra querida tierra, parece que hay un pequeño y falso impulso para avanzar pero siempre volvemos a los mismo y ese loop o bucle se repite infinitamente desde quién sabe cuándo. En cada época surgen nuevos personajes que parecen reencarnaciones de sus antepasados, haciendo siempre lo mismo y repitiendo la historia una y otra vez.