viernes, 29 de mayo de 2009

Samu-el positivo


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Durante toda la semana pasada, a eso de las 9:00 a.m., mientras me encontraba tranquilo en mi sitio de trabajo, irrumpía el habitual ruido de las busetas y carros en la carrera séptima la voz de uno de esos personajes que habla como William Vilasco, pero que a diferencia de él no han narrado ni un partido de micro de la cuadra. Esta voz iniciaba con un futbolero-radial "Buenos días Bogotá" y de ahí en adelante comenzaban a sonar las canciones más colombianas del momento.

Entre versos poéticos como "es tiempo de cambiar el odio por amor", "yo quiero ser como una mandarina, la golosina que te gusta comer" o "que bonita es esta vida con aguardiente y tequila" mi desconcierto se acrecentaba con el paso de los días al repetirse la misma rutina.

Fue hasta la tercera jornada, más o menos, cuando me di cuenta de lo que estaba sucediendo, se trataba de una gran carpa con parlantes, micrófono y unos cuatro personajes sentados allí haciendo reflexión o meditación sobre la urbe o vaya uno a saber qué función cumplían estas personas que solamente estaban allí sentadas sin hacer mucho.

Para aclarar todo aún más, tanto la carpa como la chaqueta de los meditadores era color mandarina (la golosina que te gusta comer) y tenía un letrero que decía "Bogotá positiva", por lo cual puede dilucidar de qué se trataba todo: era, ni más ni menos, que la nueva campaña de Samu-el amigo, Samu-el despistado, Samu-el alcalde.

A eso del cuarto día, descubrí que había varios puntos iguales en la carrera séptima y allí otros cuatro personajes, distintos a los meditadores, jugaban al trencito cantando no se qué cosas. Y entonces supe ya, sin la menor duda, que esto sólo podía ser una de las pésimas ideas del alcalde de la capital...aunque pensándolo bien, seguramente la idea no era de él sino de su señora madre o de su esposa o de su hermano o de su hija o de su sobrino o de su mascota.

Esta campaña, que me imagino cuyo objetivo era mejorar la imagen que tenemos los bogotanos acerca de la ciudad, resultaba a mi juicio el desperdicio más grande visto en los últimos días y siendo coherente con lo que pasa con Samu, causaba en mí el efecto totalmente contrario, ahora veo a la ciudad peor que hace una semana y al alcalde un poco más incompetente.

Es que cada vez que Samu dice algo en serio a mí me da risa, cuando habla de felicidad a mí me da tristeza, cuando se cree un buen alcalde a mi me parece cada vez más malo, cuando habla de avances yo siento que vamos en reversa, etc. Y de la misma forma esta idea para mejorar la imagen de la capital me pareció una payasada que no me genera más que un principio de gastritis.

Sin duda, creo que hubiera sido mejor que cada uno de los monigotes que trabajaron en la inútil campaña "positiva", hubiera gastado su tiempo en secarle el sudor a los policías de tránsito o llevándole tinto a los obreros que tapan huecos o cubriéndole la cara al personero Rojas "Virrey", para que de esa manera tuviéramos una mejor imagen de esta involucionada ciudad.

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