miércoles, 17 de junio de 2009

¿Qué pasó con Américo?

Justo hoy, cuando pensaba en la maldición que había sido escribir la entrada pasada, titulada País loop, gracias a la cual sentía que todo lo que pasa en Colombia es una eterna repetición de sucesos y que por lo tanto las ideas a la hora de escribir también son aburridamente repetidas, me di cuenta de un hecho sin precedentes en Bogotá.

No se trataba de las brillantes campañas cívicas de Samu-el alcalde en las que ubica en un mismo semáforo a 40 desempleados a supervisar que la gente cruce por la cebra, ni de la contratación de Neider Morantes en Milloranios, hechos que, como todo en Colombia, parecen un eterno deja vu. En este caso, probablemente por mi fascinación hacia este desapercibido personaje, lo que veía era algo sin precedentes.

Resulta que el buen Américo Vespucio, aquel hombrecillo gris que se posaba inmóvil sobre la carrera séptima con calle 96, ha desaparecido. Muchos se preguntarán quién diablos es este señor y porqué razón había una estatua en su honor. Pues bien, yo por mucho tiempo me pregunté lo mismo sin una respuesta satisfactoria, para finalmente darme cuenta de la irrelevancia de esta estatua que nadie veía nunca.

Algunos pensarán que este hombre hacía parte del grupo que fortuitamente se encontró este continente abordo La niña, La pinta o La santa María, pero no, él simplemente se dio cuenta de que Colón había encontrado un nuevo continente y gracias a ello este lugar se llama como se llama: América.

Investigando un poco acerca del enigmático personaje, que como bien decía un amigo parece sacado de El señor de los anillos, me di cuenta de que fue más famoso por sus relatos de viajes sacados de su propia imaginación e inducidos tal vez por sobredosis de tiempo libre, que por viajes verdaderos.

Es probable que allí repose la verdadera importancia que lo ha hecho merecedor a una estatua, seguramente la relevancia de Américo radica en que fue un soñador (por no llamarlo mentiroso) tal y como somos por acá, que usamos eufemismos para cada brutalidad que sucede en este bello y genocida país.

Es una lástima la desaparición de este monumento, que por cierto parece haber sido arrancado a punta de machete al mejor estilo de un busetero (lo cual me recordó la emblemática caída de la estatua de Sadam). Ahora me pregunto ¿qué será de este pueblo recochero sin su mayor entretenimiento? ¿a quién disfrazarán de papá Noel en navidad? ¿a quién le robarán el globo terráqueo que llevaba en su mano? ¿A quién le pondrán botellas de aguardiente en cada vez que la selección Colombia le gane a cualquier equipo de quinta categoría? ¿Quién será tan inútil y poco representativo como él? ¿Será Regina 11 o Moreno de Caro, verdaderos representantes de nuestra raza, los llamados a ocupar ese pedestal?

Pero a fin de cuentas ¿Qué pasó con Américo y por qué nos ha abandonado?

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