lunes, 8 de agosto de 2011

Nadie se merece mi voto

 Foto tomada de Terra.com.co

Todo el entusiasmo concluirá un domingo, cuando algunos con la chispa de la esperanza en sus ojos, cual muñeco de anime, tacharán en un tarjetón la cara de su candidato preferido. El esperanzado votante anhela que esa X sea el primer paso para dejar de vivir en una ciudad en la que un recorrido al trabajo es tan demorado como un viaje a la luna, con cráteres incluidos; en la que es más seguro meter la cabeza en la boca de un cocodrilo en ayuno que subirse a un taxi, o en la que es mejor echar su plata en una alcancía de Jose Gregorio Hernández del Templo del Indio amazónico que pagar los impuestos que un bigotón encorbatado se robará.

Este año los proveedores de ilusiones y tamales, que mostrarán su mejor y más impostada sonrisa en el tarjetón de Bogotá, son los mismos de siempre, o por lo menos encarnan lo que ya todos conocemos. A grandes rasgos, estas son las opciones para este año:

  • Gina Parody, Galán o David Luna: son unos tiernos yupis que prometen todo lo que, después de una avalancha de corrupción como la que trajo Samuel Moreno, la gente quisiera oír. Por ejemplo, que se comprometen a mostrar sus declaraciones de renta, como si eso fuera garantía de que alguien no ha robado o no va a robar, o que de su propio puño saldrá la firma de todos los contratos del distrito para que el alcalde responda por todo y cosas de ese ingenuo pero popular calibre. Sobra decir que ellos son igualitos entre sí, empezando por su forma de hablar, son la representación del gomelo capitalino noventereo, peinado para atrás con gel, con saquito en V colgado sobre los hombros  y aparte de su juventud, supuestamente renovadora, tienen menos gracia que una vaca rumiando.
  •  Petro: en cualquier debate saca la cara, parece tener ideas progresistas y posiblemente diferentes a sus rivales, que valga decir son iguales entre sí hasta en el estilo. Sin embargo, lleva en su alma al politiquero por antonomasia, es decir al hipócrita oportunista que con tal de ganar votos puede ofrecer su sonrisa y abrazos a cualquier corrupto o rival político. Muestras claras de ello fueron sus abrazos con Ivan Moreno en campaña presidencial, a pesar de que el nieto del General Rojas para ese entonces ya estaba haciendo de las suyas con la plata de los bogotanos, por supuesto, luego de haber vaciado a los bumangueses cuando fue alcalde de esa ciudad. No sobra recordar también el voto por el procurador, que aún hoy no tiene ninguna explicación, teniendo en cuenta lo que dice día y noche Petro que a todas luces es totalmente opuesto a lo que predica, con rosario en mano, le procurador Ordoñez.
  • Peñalosa: es difícil encontrar un candidato tan malo, un personaje que en sus campañas se encargue de enterrarse solo y torpemente elevar a sus rivales, o de lo contrario ¿cómo se explica que le haya ganado un personaje tan incompetente como Samuel Moreno? Sin embargo, Peñalosa parece haber aprendido una importante lección: cuánto más apoyo sume la victoria llegará más fácil; y eso es lo que ha hecho, se ha echado al hombro a la unidad nacional, con todo lo que eso implica, incluido el apoyo de Uribe y sus vasallos. Peñalosa se ha mezclado con el partido Conservador, ese que anda proponiendo cosas con la camándula en la mano mientras esconde miles de pecados de sus miembros, o el partido de la U, aquel que contribuyó decididamente a que Bogotá sea la arenera con polisombra y llena de rateros que es hoy. Peñalosa llevará el color verde de la hoja del tamal, ese producto tan intercambiado por votos (práctica que conocen bien sus nuevos aliados), y de la polisombra que recubre a Bogotá gracias a la gestión de los concejales de los partidos que ahora impulsarán su candidatura a un precio que ya nos podremos imaginar.
  • Mockus: Aunque todo indica que sí lo hará, hasta el momento en el que escribo esto, como suele ser costumbre, él todavía no dice con claridad si será candidato a la alcaldía o no. Este personaje, impulsado por sus olas de fans, cree ahora ser un Mesías capaz de salvar a todos y por eso anda rodando de partido en partido lanzándose a cuanta elección haya, a pesar que de hace poco se comprometía a construir un nuevo partido, lo cual era supuestamente importante para esta precaria democracia. Se suponía que era el antipolítico de Colombia, pero dificilmente, aparte de Serpa, encontremos a un tipo que tenga más intentos por ser elegido popularmente en altos cargos.

  •  Candidato del Polo: ¿Qué es el Polo? ¿Va a hacer el ridículo de lanzar un candidato? ¿De verdad creen que después de semejante showcito de corrupción, complacencia, autojustificación, doble rasero e incompetencia alguien les dará algún voto?
Dadas estas circunstancias, aunque no soy muy amigo de hacer proselitismo político, debo anunciar oficialmente que apoyo a Nadie. Y recurriré a las frases publicadas en su cuenta de Twitter (@nadiealcalde) para argumentar esta simpatía:

Nadie acabará con la corrupción. Nadie tiene claro cuando empiezan a construir la primera línea del metro. Nadie puede ver las estrellas en Bogotá. A Nadie le interesa escuchar el discurso ideológico de los candidatos. Nadie me da trabajo, porque soy recién egresada sin experiencia y No tengo experiencia porque no me dan trabajo por no tener experiencia. Nadie nos va a sacar del atolladero. A Nadie le importa cómo te sientes. A Nadie le interesa lo que escribes. Nadie se siente seguro en Bogotá. Nadie hará que Bogotá sea una mejor ciudad.

¿Queda alguna duda de que, con estos candidatos, Nadie es la mejor opción?