jueves, 10 de noviembre de 2011

Fachito Santos, con demasiada energía


Quien por 8 años fue promotor del falso positivismo como vicepresidente del gobierno de Uribe, el que recientemente admitió que hubiera querido ser candidato a la alcaldía de Bogotá y que actualmente dirige la cadena radial de noticias RCN, confesó, a propósito de las marchas estudiantiles contra la reforma a la ley 30, que a los manifestantes deberían sacarlos de las calles con armas no letales de electricidad. La mayoría quedó en (electro) shock con estas palabras y a Facho Santos sólo le faltaría un bigote para parecerse a Videla o a Pinochet. Acá el video original.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Movistar Colombia incumple lo que ofrece y abusa del cliente


Colombia es un país en el que el ciudadano está expuesto a que lo pisoteen una y otra vez, casi siempre con impunidad. Para comprobar esto sólo es necesario remitirse a los abusos de taxistas, de empresas de telefonía o de internet, o simplemente a senadores, como Juan Manuel Corzo, por nombrar alguno. Sin embargo, siempre queda un espacio para la desigual pelea, un lugar en el que uno, como un enano, intenta que de la nariz del gigante con el que pelea brote un hilo de sangre de la nariz, luego del mini puño que uno alcanza a mandarle con más entusiasmoa que fuerza. Sobra decir que no es necesario algo más que un puño entusiasta para librarse del abuso

lunes, 5 de septiembre de 2011

Ni amor ni amistad


Trato de ser un tipo cuidadoso con las palabras, por eso no ando diciendo que amo cualquier cosa, como dice ahora todo el mundo para todo. Así mismo no le digo amigo a cualquier hijo de vecino, y para mí ese dicho que dice que los amigos se cuentan con los dedos de la mano es una realidad. No soy una persona especialmente efusiva, pero trato de portarme bien durante todo el año con las personas que quiero y es por eso que el festejo en septiembre del “amor y la amistad” me resulta absolutamente vacío.

lunes, 8 de agosto de 2011

Nadie se merece mi voto

 Foto tomada de Terra.com.co

Todo el entusiasmo concluirá un domingo, cuando algunos con la chispa de la esperanza en sus ojos, cual muñeco de anime, tacharán en un tarjetón la cara de su candidato preferido. El esperanzado votante anhela que esa X sea el primer paso para dejar de vivir en una ciudad en la que un recorrido al trabajo es tan demorado como un viaje a la luna, con cráteres incluidos; en la que es más seguro meter la cabeza en la boca de un cocodrilo en ayuno que subirse a un taxi, o en la que es mejor echar su plata en una alcancía de Jose Gregorio Hernández del Templo del Indio amazónico que pagar los impuestos que un bigotón encorbatado se robará.

Este año los proveedores de ilusiones y tamales, que mostrarán su mejor y más impostada sonrisa en el tarjetón de Bogotá, son los mismos de siempre, o por lo menos encarnan lo que ya todos conocemos. A grandes rasgos, estas son las opciones para este año:

  • Gina Parody, Galán o David Luna: son unos tiernos yupis que prometen todo lo que, después de una avalancha de corrupción como la que trajo Samuel Moreno, la gente quisiera oír. Por ejemplo, que se comprometen a mostrar sus declaraciones de renta, como si eso fuera garantía de que alguien no ha robado o no va a robar, o que de su propio puño saldrá la firma de todos los contratos del distrito para que el alcalde responda por todo y cosas de ese ingenuo pero popular calibre. Sobra decir que ellos son igualitos entre sí, empezando por su forma de hablar, son la representación del gomelo capitalino noventereo, peinado para atrás con gel, con saquito en V colgado sobre los hombros  y aparte de su juventud, supuestamente renovadora, tienen menos gracia que una vaca rumiando.
  •  Petro: en cualquier debate saca la cara, parece tener ideas progresistas y posiblemente diferentes a sus rivales, que valga decir son iguales entre sí hasta en el estilo. Sin embargo, lleva en su alma al politiquero por antonomasia, es decir al hipócrita oportunista que con tal de ganar votos puede ofrecer su sonrisa y abrazos a cualquier corrupto o rival político. Muestras claras de ello fueron sus abrazos con Ivan Moreno en campaña presidencial, a pesar de que el nieto del General Rojas para ese entonces ya estaba haciendo de las suyas con la plata de los bogotanos, por supuesto, luego de haber vaciado a los bumangueses cuando fue alcalde de esa ciudad. No sobra recordar también el voto por el procurador, que aún hoy no tiene ninguna explicación, teniendo en cuenta lo que dice día y noche Petro que a todas luces es totalmente opuesto a lo que predica, con rosario en mano, le procurador Ordoñez.
  • Peñalosa: es difícil encontrar un candidato tan malo, un personaje que en sus campañas se encargue de enterrarse solo y torpemente elevar a sus rivales, o de lo contrario ¿cómo se explica que le haya ganado un personaje tan incompetente como Samuel Moreno? Sin embargo, Peñalosa parece haber aprendido una importante lección: cuánto más apoyo sume la victoria llegará más fácil; y eso es lo que ha hecho, se ha echado al hombro a la unidad nacional, con todo lo que eso implica, incluido el apoyo de Uribe y sus vasallos. Peñalosa se ha mezclado con el partido Conservador, ese que anda proponiendo cosas con la camándula en la mano mientras esconde miles de pecados de sus miembros, o el partido de la U, aquel que contribuyó decididamente a que Bogotá sea la arenera con polisombra y llena de rateros que es hoy. Peñalosa llevará el color verde de la hoja del tamal, ese producto tan intercambiado por votos (práctica que conocen bien sus nuevos aliados), y de la polisombra que recubre a Bogotá gracias a la gestión de los concejales de los partidos que ahora impulsarán su candidatura a un precio que ya nos podremos imaginar.
  • Mockus: Aunque todo indica que sí lo hará, hasta el momento en el que escribo esto, como suele ser costumbre, él todavía no dice con claridad si será candidato a la alcaldía o no. Este personaje, impulsado por sus olas de fans, cree ahora ser un Mesías capaz de salvar a todos y por eso anda rodando de partido en partido lanzándose a cuanta elección haya, a pesar que de hace poco se comprometía a construir un nuevo partido, lo cual era supuestamente importante para esta precaria democracia. Se suponía que era el antipolítico de Colombia, pero dificilmente, aparte de Serpa, encontremos a un tipo que tenga más intentos por ser elegido popularmente en altos cargos.

  •  Candidato del Polo: ¿Qué es el Polo? ¿Va a hacer el ridículo de lanzar un candidato? ¿De verdad creen que después de semejante showcito de corrupción, complacencia, autojustificación, doble rasero e incompetencia alguien les dará algún voto?
Dadas estas circunstancias, aunque no soy muy amigo de hacer proselitismo político, debo anunciar oficialmente que apoyo a Nadie. Y recurriré a las frases publicadas en su cuenta de Twitter (@nadiealcalde) para argumentar esta simpatía:

Nadie acabará con la corrupción. Nadie tiene claro cuando empiezan a construir la primera línea del metro. Nadie puede ver las estrellas en Bogotá. A Nadie le interesa escuchar el discurso ideológico de los candidatos. Nadie me da trabajo, porque soy recién egresada sin experiencia y No tengo experiencia porque no me dan trabajo por no tener experiencia. Nadie nos va a sacar del atolladero. A Nadie le importa cómo te sientes. A Nadie le interesa lo que escribes. Nadie se siente seguro en Bogotá. Nadie hará que Bogotá sea una mejor ciudad.

¿Queda alguna duda de que, con estos candidatos, Nadie es la mejor opción?

jueves, 7 de julio de 2011

La rodadita en Neiva


Muchos recordarán un popular sketch del programa Ordóñese de la risa en el que dos tipos flojísimos, echados en una hamaca, contaban chistes aún más flojos. Esta rutina empezaba siempre con un llamado quejumbroso de “Ceelioooo” (al que algunos apelan hasta el día de hoy), en el que se hacía de la pereza de esos dos opitas el chiste mismo. Sin embargo, por mucho tiempo estuve sin entender exactamente el por qué de la relación entre los opitas y la pereza.

En una investigación de campo, financiada por este blog, emprendí entonces un viaje a la festividad más popular de tierras opitas: el San Pedro. Fue entonces como en tres cortos días entendí la razón principal por la que los opitas son tan perezosos, simplemente en su ciudad no hay nada que hacer aparte de dormir y ni siquiera la salida radical de tirarse por una ventana resulta viable, pues la edificación opita promedio no supera los dos pisos de altura.

Por el contrario, lo que sí tiene gran altura son las montañas de basura que día a día adornan las calles de Neiva luego de desfiles de reinas y comparsas de todo tipo, gracias a lo cual el aroma del ambiente, mezclado con el calor, se constituyen en características que el mismo infierno envidiaría; claro, si es que algún emisario infernal puede llegar a Neiva algún día, pues la señalización en el Huila hace prácticamente imposible encontrar a ningún lugar.

A pesar de ello, lo más probable es que estas condiciones sean soportadas gracias al aguardiente de la región, que dicho sea de paso no se conformó con lo feo que es el anís y decidió que sería Doble anís. Sólo así se entiende que los opitas logren pararse de sus hamacas o camas aunque al final terminarán nuevamente acostados pero en el piso de la calle, luego de la ingesta de cerdo en todas sus presentaciones (chorizos radiactivos, perros calientes con aderezo de salmonella o el popular asado huilense) y por supuesto el cansancio que deja bailar en los andenes y carpas callejeras ritmos modernos con intervalos de sanjuanero.

Y si usted no sabe muy bien qué es el sanjuanero, no intente preguntarle a los guías naturales de cualquier ciudad, los taxistas, porque en Neiva lo más probable es que ellos no sepan qué es eso. Si en el diccionario la palabra desidia mostrara un sinónimo, perfectamente podría ser “taxista opita”. Estos personajes no saben muy bien dónde encontrar fiestas, dónde venden comida o lo más simple, llegar a un lugar diciéndole la dirección, sin tener en cuenta que la mayoría son incluso más inexpresivos que un futbolista en entrevista.

Lo que si fue muy expresivo fueron los recurrentes comentarios del estilo “ya porque vienen de Bogotá creen que...”, como con una prevención gratuita a pesar de que nadie hiciera algo particularmente “bogotano” u ofensivo. Ahora, después de publicar esto, esa frase sí tendrá todo el sentido e incluso lo más probable es que nadie jamás me vuelva a invitar y recibir en Neiva, lo cual, según mi experiencia es algo con lo que podría seguir viviendo sin mayor problema.

miércoles, 22 de junio de 2011

Tipologías de los facebookeros

Un par de meses atrás emprendí mi carrera como Social media expert, para lo cual comencé haciendo una clasificación de twitteros, diciendo unas cuantas obviedades y presentándolo en categorías, 10 obviamente. Siguiendo con esta fácil senda en la que uno mismo se declara experto en redes sociales, con lo cual puede embaucar a uno que otro incauto, haré ahora una clasificación de facebookeros. Será por supuesto un conteo de 10, pero para hacerlo más “social” y participativo, yo sólo incluiré nueve tipos de facebookero y tú, amigo lector, te encargarás del otro.

1. La tía: Ya las tías han dejado de lado el envío de presentaciones de Power point con música y animalitos bebés, ellas ahora están en Facebook y su principal entretenimiento es sacar galletas de la fortuna todo el día o frases de las hadas. Por supuesto, cada aplicación o juego, así no sepan qué es, será reenviada, lo cual constituye para sus amigos le hecho de tener noticias de la tía, aproximadamente 5 veces al día.

2. Anfitrión: Este tipo de personajes fácilmente 2 veces a la semana estará enviando invitaciones a unirse a grupos, que por lo general son de sitios de rumba, para adoptar o apoyar fundaciones de animales desprotegidos o para apoyar colectivos de diseñadores y bandas musicales. Usted tendrá la suerte de recibir las invitaciones, cuando por decencia no lo incluyan automáticamente en grupos en los que usted probablemente no quiera estar.

3. El participativo: a cualquier hora que uno entre al chat de Facebook lo encontrará allí conectado, y no sólo está observando, bastan 3 segundos para que este personaje comente cualquier publicación o foto que cualquiera de sus amigos suba, él siempre hará saber que está al tanto de toda la actividad de Facebook y la vida de todos sus amigos.

4. Qué culpa de ser parrandero: Cada fin de semana hay una foto nueva y casualmente siempre es en una fiesta, no sobra una que otra pose sacando la lengua o un par de fotos con el brazo levantado, en él un vaso de trago y su cara con un gesto de grito. Una de las estrategias más utilizadas es la de la autofoto, aquella en la que el personaje mismo se toma la foto permitiendo así que su brazo alcance gran protagonismo en la imagen.

5. El atormentado: Es muy común que este tipo de personas publiquen frases poco comunicativas que lleven a la gente a preguntar qué pasó, de qué habla o a qué se refiere. Esta persona siempre tiene la intención de contarle algo a alguien pero no lo hace directamente, sino que usa Facebook para que los demás queden intrigados y pregunten de qué carajos habla. Otra modalidad de atormentado, es aquel que pone una frase de una canción, lo cual genera una reacción en cadena de todos los demás amigos que uno a uno y frase por frase, se encargan de completar la canción.

6. El popular: Ninguna cantidad de amigos es suficiente y es por eso que este personaje puede alcanzar más de dos mil amigos en Facebook. Esta incomprensible cifra siempre estará conformada por una alta dosis de desconocidos y el resto serán amigos de los amigos de los amigos, que vaya uno a saber por qué terminan aceptando invitaciones. A los ojos de cualquiera este personaje es el más popular de todos, pero al final tiene la misma cantidad de amigos, o probablemente muchos menos que el promedio de las personas.

7. Espía: A duras penas tiene foto en su perfil, tiene muy pocos amigos, deshabilitó el muro y no responde a ningún tipo de comentario que le hagan. Si no es un espía, vale la pena preguntarse por qué está en Facebook si no lo usa y no le sirve para nada.

8. El activista: La fecha hito para este tipo de facebookeros es el 4 de febrero de 2008, cuando se llevó a cabo la marcha mundial contra las Farc, que insisten varios en adjudicársela a Facebook. Estos personajes calman sus conciencias tumbando alcaldes en internet y oponiéndose a cosas como la ley lleras, sin saber siquiera de qué se trata. Lo importante es que en Facebook se vean políticamente activos y apoyen buenas causas como las revoluciones en Libia, aunque su interés y perfecto dominio sobre estos temas dure solamente los 2 días de indignación.

9. La provocativa: En cualquier buseta pasaría desapercibida, aunque siempre susceptible al ojo aguzado del hambriento chofer, lo cual tampoco es muy difícil. Sólo hace falta un buen escote, un bikini o simplemente una foto cortada por debajo de los hombros para dar la sensación de que está desnuda, ojalá con algún efecto en photoshop. Con una cosecha tan abundante de fotógrafos, este tipo de facebookera siempre podrá exhibirse en esta red social, garantizando que sus anhelos de modelo sean saciados con varios likes y comentarios.

Y para terminar con el rigor de un social media expert, no se puede dejar pasar la pregunta: Y tú ¿qué tipo de facebookero eres?

miércoles, 25 de mayo de 2011

Encuentro con Gómez Jattin, el loco de las medias rojas


No puedo decir con precisión qué año era, entre el 89 y 91, época en la que no tenía ni idea qué era la poesía, igual que ahora. Vivía cerca de la Universidad Javeriana, más exactamente donde para ese entonces funcionaba el Instituto Neurológico, edificación a la que 13 años después, tal vez por inercia, regresé a buscar el depreciado y despreciado título de comunicador, en medio de algunos despistados que no se enteraron de que el edificio dejó de ser un hospital mental para convertirse en la facultad de comunicación. 

Todos los días al regresar del colegio con mis pantalones cortos del uniforme, tenía que completar una extenuante escalada desde la carrera séptima, donde me dejaba la ruta, hasta la transversal cuarta de la mano de Fidelina, la empleada que nos acompañó durante toda la infancia. Un día cualquiera, ya con ganas de coronar esa cima que con mis cortos pasos era casi inalcanzable, vi a un hombre sin zapatos y con unas medias rojas sentado frente al edificio. Se trataba de un loco, un gamín o alguno de esos personajes abyectos más típicos del centro que de mi barrio quien, por supuesto, no era uno de los vecinos; entre 8 apartamentos era fácil reconocer a toda esa gente de bien.

Motivado por las ideas paranoicas implantadas por mi mamá, las mamás de mis amigos o las mamás desconocidas, supe que a un tipo como ese debería tenerle miedo, por lo cual me resistí a seguir avanzando y entrar al edificio. Sin embargo, Fidelina con la ausencia de miedo que deja enterrar a tres hijos asesinados, me agarró más fuerte la mano y llevándome detrás su metro y medio me dio la tranquilidad para seguir avanzando, sumado a que ese hombre, que para nuestro tamañito era un gigante, a pesar de su gruesísima voz tenía una actitud calmada acentuada por palabras amables que salían de su boca sin dientes.

Finalmente entré al edificio sin detener la mirada en la sonrisa agujereada del hombre, y al entrar al apartamento todavía con algo de miedo le conté a mi mamá lo sucedido. La presencia del hombre descalzo no era nueva para ella, pues ya se lo había cruzado más temprano y seguramente había experimentado el mismo miedo. Se trataba de alguien desconocido que sin mayores explicaciones se instaló en el antejardín del edificio y estuvo toda la mañana allí. Ya los vecinos lo habían notado y fue inevitable hablar del nuevo inquilino sin pensar en lo inconveniente e inseguro que era tener un loco en la entrada.

Pasaron un par de días y el hombre seguía allí, se ausentaba por momentos pero terminaba regresando siempre, haciendo de ese pedazo de calle el lugar en el que veía pasar el tiempo y quién sabe qué más cosas. A pesar de su aspecto y de su evidente desadaptación a la vida ordinaria, los vecinos terminaron cogiéndole confianza, pues evidentemente era un hombre culto y tenía buenos modales. Él insistía en ofrecer clases de inglés a las amas de casa y a los más jóvenes asesorías en tareas, ofrecimiento que por supuesto no era aceptado pues la confianza no daba para tanto.

En medio de los rumores sobre su origen prestante, su estadía se fue prolongando por varias semanas sin que nadie pudiera averiguar a ciencia cierta quién era o si creerle las cosas que decía, como que era poeta. Contra todos los pronósticos y sin decirlo francamente, cada vecino de alguna forma, en cierta medida soterrada, fue adoptando al loco descalzo. Algunos le daban comida, otros alguna chaqueta o saco viejo e incluso uno de ellos cedió un carro viejo y abandonado para que pudiera pasar allí las noches.

Súbitamente un día desapareció así como llegó. Todos quedaron con la incertidumbre de su destino, con la tranquilidad de que el edificio ya no tendría un loco a la entrada, pero también con una pizca de nostalgia que posiblemente nadie era capaz de confesar. Con el tiempo los vecinos fueron comprobando que lo que decía era verdad, que se llamaba Raúl Gómez Jattin, que era un poeta cereteano de prestigio entre los conocedores, pero con una teja corrida que nunca volvió a su lugar y al parecer cada vez se corrió más.

Al pasar de los años, cuando ya no vivíamos por la Javeriana, la prensa registró la muerte de Gómez Jattin en Cartagena, atropellado por un bus. Inevitablemente revivió el recuerdo del loco de las medias rojas y, con seguridad, un sentimiento de pesar embargó a los que fuimos sus vecinos por unas cuantas semanas. Todos nos quedamos con la idea típica del genio desadaptado o del loco plácido, esa imagen ideal y recurrente que usan muchos para entender la vida de los autores que en vida muy pocos conocen -a menos de que en un arranque de demencia se ubiquen a la entrada de su edificio- y que se vuelven más famosos cuando sus obras son apreciadas con el tiempo.

Escuche acá, recitados por él mismo, algunos de los poemas de Gómez Jattin.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Procesos de selección, migajas para el hambriento


No hace falta ser un desempleado para saber que encontrar trabajo en esta tierra de los buses y los almuerzos ejecutivos es una de las misiones más difíciles que hay. No sólo por el alto índice de desempleo, que aqueja al país desde que yo tengo memoria, sino porque los contratantes presumen que el empleado -o desempleado- promedio es como un mendigo hambreado, lo cual no siempre es errado, aunque los legitime para tratar a sus aspirantes como tal.

El orden y los componentes de los procesos pueden variar, pero algunos incluyen pruebas “psicotécnicas”, dinámicas grupales, reuniones con psicólogos, gerentes, subgerentes, jefes de personal, mensajeros y demás personas que la empresa considere que deben ser consultadas antes de contratar al nuevo empleado.

¿Qué decir de las pruebas? Además de que son probablemente más aburridas de completar y más largas que el Icfes, traen preguntas que después de generar un gran interrogante, producen risa. No sé muy bien qué se supone que debe responder uno cuando le preguntan si frente a una dificultad con el jefe debe reclamarle inmediatamente de manera airada o quedarse callado por siempre (estoy inventándome la pregunta, pero su obvio extremismo es más o menos así). Lo que estas pruebas buscan  es dejar en evidencia al participante, de otra forma no repetirían las mismas preguntas 10 veces en intervalos de 3 preguntas.

Cuando uno logra sobrevivir a esto, llega la que a mi juicio es la parte más divertida de todas: las dinámicas grupales. Además de que fácilmente pueden poner a todos los hambrientos de trabajo en situaciones ridículas e incluso histriónicas, el deseo de ganar saca lo mejor que cada uno supone que tiene por dar. Es así como todos empiezan a hablar duro, a imponer su punto de vista y a sobreactuarse, presumiendo que de esta forma harán gala de un liderazgo que los hará lucir como el empleado ideal; y no dudo que la estrategia sea efectiva ante los evaluadores.

Una vez superada esta etapa, ojalá sin haberle hecho vudú a nadie, tendrá que enfrentarse cara a cara a una o varias personas que tratarán de entender exactamente quién es usted y si podría desempeñar el trabajo que se ofrece sin matar a sus compañeros o lanzarse por la ventana de la oficina. Esto sin tener en cuenta que también pueden ir hasta su casa a revisar si lavó los calzoncillos del día anterior o si su mascota rasguña los muebles, concluyendo así con una llamada a quienes usted incluyó como referencias; ellos también vivirán un interrogatorio que sería más sencillo si lo hiciera el FBI.

A pesar de que usted cumpla con todos estos pasos, así haya tenido que abandonar su trabajo varias veces o montarse en tres busetas para llegar a tiempo a las entrevistas, jamás sabrá la razón por la que no quedó seleccionado y por el contrario, pasando por la vergüenza de lucir muy desesperado, debe llamar para que tengan la gentileza de informarle si todo este tiempo invertido por usted sirvió de algo, así sea para legitimar un proceso que posiblemente ya estaba definido antes de empezar.

Una vez terminado un proceso más,  usted tendrá que empezar una nueva búsqueda hasta que al fin, algún día, pueda conseguir un trabajo que le permita sobrevivir, recuperar la calma, salvar la autoestima y aspirar a procesos futuros iguales o aún más largos y desgastantes. Yo por mi parte, después de escribir esto y sabiendo que la búsqueda en Google de rigor le dará argumentos suficientes a los departamentos de recursos humanos para presumir que no soy apto para el trabajo, desde ya toco las puertas en el mundo Herbalife, para ver si logro ser mi propio jefe, ganar plata fácil e incrementar mis ganancias.

¿Quiere bajar de peso? Pregúnteme cómo…

jueves, 12 de mayo de 2011

El nazi criollo, aquí entre nos


Una edición reciente de la revista Semana, publicada en semana santa, puso a hablar a todo el país, pero a mi mamá y a mis tías las puso a hablar el doble, y eso es mucho decir. Uno de los integrantes de esta familia, más exactamente un primo-tío en segundo grado y de tercera categoría, apareció en primer plano alzando su mano mestiza, así como lo hacían en la Alemania de los cuarenta.

Este personaje que he visto aproximadamente 4 veces en mi vida, sin contar la foto de Semana, siempre aparecía para hablar sobre nuestros antepasados de la realeza española, para hablar maravillas de la obra de Franco en España, para mostrarle a los más ingenuos la rebuscada e inventada heráldica familiar y demás pretensiones que al parecer sólo le servían a él para convencerse de que podía algún día ser un comandante nazi, así significara encarnar el oxímoron de ser un nazi criollo. Después de muchos años su sueño se hizo realidad y ahora es el jefe honorario de unos rapados que probablemente, si Hitler viviera, ya estarían en alguna cámara de gas.

Lo que este personaje que se anda autoproclamando español (posiblemente porque por un tiempo vivió en la España de Franco), parece desconocer o ha decidido bloquear en su mente, es que su abuela decía, probablemente con un arribismo idéntico al que se apoderó de él, que eran descendientes directos del cacique Calarcá, cuyo nombre sirvió para bautizar la tierra en la que nació una rama de esta familia.

Fue Calarcá también la que vio nacer a militantes de la izquierda más radical, pertenecientes también a esta familia, personajes que por abrir la boca cuando no se debía alcanzaron a llegar al cantón norte para ser torturados, mientras otros con nuestra misma sangre ya habían visitado el Cantón norte pero para robar fusiles; al final terminaron viviendo en otros países para evitar ser abono joven para una tierra que siempre se ha regado con sangre familiar.

Mi generación y la de mis primos somos fruto de ese péndulo radical que toca la derecha más pretenciosa y la izquierda más obstinada, condición que compartimos con muchos de nuestra generación, quienes saben bien el fracaso de torpes fanatismos y de hecho lo han experimentado con relativa cercanía, como nosotros. Gracias todo eso somos parte de la generación “equis”, una generación desencantada y desidiosa que ya describió muy bien en una columna Ricardo Silva.

martes, 19 de abril de 2011

Los nuevos mitos de semana santa

En medio de aguaceros casi tan fuertes como el diluvio universal del Génesis, frente a los cuales es mejor no prever una atención de emergencias efectiva, porque al fin y al cabo son castigos divinos mediante los cuales el furioso Dios se manifiesta para hacernos ver lo malos que somos y ahondar nuestra culpa, la semana santa de 2011 trae unas nuevas advertencias para todo aquel que entre en pecado.

Durante esta época en la que Moisés se apodera de la televisión nacional las 24 horas del día, de los cuatro días santos, han sido muchas las historias que han rondado las bocas eclesiásticas y por lo tanto las cabezas de los feligreses, advirtiendo sobre la importancia de seguir ciertas recomendaciones, so pena de sufrir los más severos e irreparables castigos. Recordarán algunos la prohibición de tener sexo durante esta semana, o de lo contrario los amantes se quedarían pegados cual siameses; o la advertencia aquella de que quien se bañara en el viernes santo, se convertiría en pescado o le saldrían escamas.

Con el paso de los años, estas historias se desvirtuaron y han muerto con sus inventores, pero el miedo y la culpa son un motor que debe mantenerse, y su combustible son los mitos. Aquí algunos para la semana santa 2011:

-El matrimonio homosexual acabará con los mecanismos naturales de reproducción del pueblo de Dios y los niños adoptados por parejas del mismo sexo se convertirán en el anticristo, con cuernos de marfil barato en la cabeza.

-Todo aquel que se atreva a denunciar el amor generoso, que manifiestan físicamente algunos jerarcas eclesiales hacia los niños, será condenado al destierro de la iglesia, privándose así del amor de los sacerdotes más expresivos y quedándo relegado a acercamientos únicamente con simples sacristanes.

-Quien no apoye de forma decidida las determinaciones de la procuraduría en contra de los pecadores (cuyo sinónimo no es delincuentes), estará condenado a vivir bombardeado de revistas que hacen del pecado un escándalo que les permite tener una difusión que de otra forma no alcanzarían.

-Dios cambió, y ya no deja pegados a los que tengan relaciones pecaminosas el viernes santo, pero todo aquel que ose utilizar preservativos, tendrá que vivir con estos pegados a la zona del cuerpo que exponga a tales productos creados por Satanás.

Cumplir con estas recomendaciones será un mecanismo efectivo para una semana santa en la paz del señor, obviamente con algo de culpa y por supuesto miedo, sentimientos fundamentales para mantener un rebaño obediente, mientras que todos los demás humanos, que también son hijos de Dios, pero hijos adoptivos, hacen méritos para tener una vida decente, pero que los llevará al infierno.

martes, 12 de abril de 2011

Recomendaciones para el Estéreo Picnic 2012


Es probable que no todos sepan qué es el Festival Estéreo Picnic, por lo cual empezaré diciendo que es un encuentro musical en Bogotá, creado para sacar a flote la nostalgia hippie y poder tener un Woodstock criollo (con camionetica Volkswagen incluida). Es un evento en el que se encuentran los neo hippies, quienes a través del uso constante de términos con atisbos Nueva era como “buena energía”, o el más argentinizado “buena onda”, quieren retomar las banderas sesenteras de la “paz y el amor”.

Consolidado ya como un exitoso festival, seguramente la capital acogerá una tercera edición del Estéreo Picnic, por lo cual procederé a hacer algunas recomendaciones a sus organizadores. De esta forma, los asistentes en el próximo año podrán seguir demostrando lo “cool” que pueden llegar a ser y mantendrán firme su objetivo de lucir rarísimos y escandalizar a sus abuelas (las de ellos y las de ustedes), aunque con eso, curiosamente, lo único que garantizan es ser idénticos a los otros asistentes; estereopcniseros por antonomasia.

Agradeceré que me cuenten si mis sugerencias son tomadas en cuenta para el Estéreo Picnic 2012, porque yo seguramente estaré muy ocupado ese día, sea el que sea, y me será imposible entrar en ese costal de “buena onda”.

Sugerencias para la tercera edición del Estéreo Picnic:

Tienda de ropa y sastrería:

Todos sabemos que el estereopicnisero, al ponerse los pantalones, gasta horas intentando entubarlo hasta ahorcar el pie, pero siempre queda holgado. Para ahorrar esta labor, la “Tienda de ropa” puede ofrecer el servicio de entubamiento de pantalón, pues siempre se podrá más apretado.

Para optimizar el uso de telas, con los sobrantes de los manteles de cuadritos que se usan para el picnic, se pueden vender camisas, que cuadran perfecto con los pantalones entubados. Contiguo a la sección de camisas, se debe ubicar el departamento de sombreros, que será el principal de la tienda, pues quien no porte un sombrerito (con diminutivo muy justificado) no podrá ser un estereopicnisero.

Y posiblemente, tan grande como el departamento de sombreritos, puede ser la sección de gafas oscuras, las cuales se usan también de noche. No es necesario tener mercancía muy variada, con un surtido amplio de Ray Ban Wayfarer, con marcos de colores en todas las combinaciones posibles, será más que suficiente.

Barbería:

Una mujer sin capul en el Estéreo picnic es como un Estéreo picnic sin Sipote burrito, por eso sugerimos que se hagan capules express, y en cuanto a maquillaje, no sobra que tengan un surtido generoso de pintalabios rojo. Para los hombres, en aras de agilizar la atención, se pueden vender crestas portátiles con velcro o para amarrar debajo del mentón, al gusto del portador, también se pueden vender algunas extensiones cortas para la parte de atrás de la cabeza. Esto sin dejar de lado la zona de barbería, donde se diseñarán los más variados tipos de bigotes.

Limitar el uso de Dr. Martens:

Airadas críticas, y hasta demandas, llegaron por parte de los sindicatos de obreros ingleses, quienes se quejaron el fin de semana por no poder realizar su trabajo con los uniformes de dotación, pues gran parte de la producción de botas Dr. Martens fueron enviadas a Colombia en vísperas del Estéreo Picnic. Aunque exista un riesgo latente de depresión por parte de algunos asistentes, para evitar demandas laborales, es más fácil restringir el uso de estas botas, al fin y al cabo Adidas o Converse suplirán gustosos este vacío.

Alquiler de cámaras fotográficas:

Ya quisiera el reinado nacional de la belleza tener tantos fotógrafos. Con esta cantidad de fotógrafos seguramente el video pasará a un segundo plano, pues ahora podrá hacerse imagen en movimiento a partir de los millones de fotos que se capturan por segundo en el festival.

Aumentar la seguridad en Chapiyork:

Debido a que todos los habitantes de Chapinero, aunque en este caso es más pertinente llamarlo Chapiyork, acuden masivamente al Estéreo Picnic, no sobra recomendarles aumentar la seguridad en el sector; los ladrones aprovecharán la ausencia para hacer un robo masivo de computadores Mac; las cámaras fotográficas se salvan de los hurtos porque también están en el festival.

martes, 5 de abril de 2011

Mientras enjaulan a los Nule, los demás podrán seguir su camino


Enérgico y vociferante, el público nacional celebra con bombos y platillos la llegada de los Nule a Colombia, luego de una temporada vacacional en Miami donde pretendían guarecerse de la tempestad de rabia que generó, especialmente entre los bogotanos, el robo descarado de los dineros que todos pagamos, con los cuales se suponía que construirían un Transmilenio y arreglarían algunas de las polvorientas trochas de la insegura capital.

Como apéndice de las escandalosas e inquisidoras vedettes de los medios de comunicación, la ciudadanía se dedica a linchar a los Nule, o a “los Lules” como dicen otros que solo necesitan un nombre para descargar su impotencia, mientras que todos aquellos (en su mayoría políticos o celebridades de la vida pública) que sacaron generosas tajadas en asocio con “los nuevos cacaos”, aprovechan el tierrero generado por el escándalo actual para huir o blindarse de las condenas que en un país decente también serían para ellos.

Sin embargo, la inoperante justicia de la que gozamos en Colombia, hace su tarea de entregar a la masa iracunda un pedazo de carne para saciar su hambre de dignidad, mientras que el Estado (sí, con mayúscula) de las cosas sigue pudriéndose por dentro y, por el contrario, consolidando cada día más un mecanismo óptimo para seguir sonsacando la plata que el ciudadano común ahorra en el pollo que remplaza por huevo y que utiliza para mantenerse al día con las obligaciones tributarias, a riesgo que le caiga todo el peso de la justicia, que en ese caso es bastante efectiva, así como en los robos de chicles.

Por ahora, todo parece indicar que es alta la probabilidad de que los Nule tengan que reemplazar su pinta de golfistas por una sudadera apropiada para una vida sin sobresaltos en una cómoda cárcel hecha a la medida, si no es que les brindan el beneficio de casa en Dubai por cárcel. Esto sería suficiente para que la ciudadanía estallara en un aplauso tan instantáneo como la indignación que se gesta por lechuzas pateadas.

Mientras el calmante que le entrega la justicia al país, a través de una condena risible para los Nule, surte su efecto entre la ciudadanía, todos aquellos que desde puestos privilegiados hicieron de los “polémicos empresarios” lo que son, continuarán campantes y a la espera de subir un peldaño más en la escalera del robo a los contribuyentes, eso sí, contando con la aprobación y el apoyo popular.

Para la muestra está Yidis, quien ha sido encerrada mientras que sus antiguos socios y complementos criminales todavía disfrutan de la libertad y el prestigio social, cumpliendo así con el papel de apaciguar el clamor popular de justicia, así como lo harán los Nule, la cortina de humo ideal para que todos los demás puedan seguir tranquilos con su escalada a robos más sofisticados y generosos.
Y en otras noticias, ya se rumora sobre la posible campaña de Samuel Moreno Presidente 2014...

miércoles, 30 de marzo de 2011

Los peores covers hechos por músicos colombianos. O los peores músicos colombianos haciendo covers


Un día cualquiera, en un viaje en taxi con radio prendido, me enfrenté súbitamente ante uno de esos covers musicales que hacen explícita su intensión de absorber el éxito de las versiones originales para transferirlo a mediocres bandas. Fue entonces cuando recordé algunos de los intentos fallidos que se han gestado en esta tierra.

Al ir recopilando algunos de los covers más lamentables hechos por nuestros artistas y, por supuesto, sin sacralizar las canciones originales, me pude dar cuenta de que el tema de las adaptaciones de otras canciones era anecdótico, pues lo más lamentable no eran los covers sino las bandas o músicos en sí, situación que un dicho popular resumiría muy bien: no le pida peras al olmo.

Conociendo de antemano el gusto por los múltiplos de 5 para cualquier conteo o ranking, acá mi top 5 de los peores covers hechos por colombianos:

5. Hombre lobo en parís - The Mills

Patrocinada por los viejos adolescents de Radioacktiva, este grupo representa una camada tan rockera como Hello Kitty, en la cual también están The Hall Effect, Don Tetto y todas esas. Con influencias sutiles del emo, los integrantes de The mills, que se identifican con nombres como “Bako, Geogy o Dezee”, hacen un cover de la canción que compuso La Unión, uno de esos grupos famosos de los ochentas, cuando estaba en auge el “rock en español”. El sonsonete de estos grupos colombianos que se catalogan como “rock alternativo”, sea lo que eso signifique, es posiblemente más aburrido y menos emocionante que Mockus cantando “yo vine porque quise, a mí no me pagaron”.




4. Ah ah oh no - Wamba

La canción original fue compuesta por Willie Colón e interpretada por Hector Lavoe, a quien se le conoció justamente por su carácter y personalidad para cantar, característica por la cual fue conocido como El Cantante de los cantantes. Aunque cualquier palabra que uno le dedique a Wamba es excesiva, basta con decir que su insustancialidad no tiene límites y que son la representación más clara del tropipop, esta música maldita y mediocre, hecha por cachacos con sombrero vueltiao que luego de ir al Hilton de Cartagena, se creen más caribeños que Joe Arroyo. Así como Fonseca siempre soñó ser como Carlos Vives, no dudo que los chicos de Wambis quieran ser como Fonseca.




3. Idilio - Fonseca


Este personaje es el precursor del tropipop y en su carrera interminable por ser el Carlos Vives rolo, probablemente haya intentado ponerse unos hotpants de jean, pero en un atisbo de cordura se dio cuenta de que sus piernas lechosas lo harían quedar más en ridículo, incluso, que si embutía un sombrero vueltiao. Fonseca es el tropipop maduro, ese que tanto gusta a mamás y tías. La canción que decidió tirarse fue compuesta también por Willie Colón, quien lamentablemente le dio vía libre para hacer lo que se le diera la gana con su trabajo; el pobre Willie anda tan perdido que hasta grabó una canción con el tropipopero, la cual, incomprensiblemente, fue más popular y vistosa que la propia frente de Fonseca.


2. El mensaje en la botella – Juanes con Ekhymosis

Para ser claros, es necesario decir que la canción El mensaje en la botella, cover de Message in a bottle de The Police, no fue hecha por Juanes, tal y como lo conocemos ahora con sus letras de quinto de primaria y su filantropía. Este cover fue hecho por Ekhymosis, el grupo al que pertenecía a quien hoy llaman Juanes, lo cual no indica necesariamente que esta versión no sea lo suficientemente mala, a mi irrelevante juicio. Existen muchos que critican a Juanes, contrastándolo con las épocas doradas de aquel grupo paisa en el que él cantaba. Sin embargo, para mi Ekhymosis fue un poco menos malo que Juanes, pero también lo bastante malo como para componer canciones como esa que dice “ama la tierra en que naciste” u otra que se titula “De madrugada”, claves para entender lo que hoy es nuestro más insigne parce.


1. Nothing else matters – Shakira

De ser aquella jovencita que representaba toda la estética Timoteo o Jordano en su video Mágia, pasó a ser una baladista pop, no sin antes explorar por los lados del “rock” blandengue, para luego llegar a la bachata “loca”, con la que nos sorprendió recientemente. Su fama, ya mundial, le ha permitido explotar todo su eclecticismo, que es más bien una mezcolanza informe, hasta el punto de atreverse a hacer lo que hizo con la canción de Metallica sin que esto tenga consecuencias de consideración para su carrera, la cual cuenta con idólatras en todo el planeta. Shakira podría incluso volver merengue una canción de Megadeth, pero al mismo tiempo fabrica un romance con un futbolista del equipo más popular del mundo y sigue llevándose la atención de todos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

10 tipos de twitteros colombianos (porque soy SME)


No sé desde cuándo estoy en Twitter y por supuesto me importa un comino saberlo; obviamente no soy de esos pura sangre que ya eran trinadores profesionales antes de que se inventaran la popular plataforma del pajarito. No me importa evaluar mi “desempeño” de cientocuarentacaracterólogo, probablemente porque por cada persona que me “sigue”, otras cinco salen corriendo, en lo cual ya tengo experiencia, pues al fin y al cabo esto de escribir en un blog me ha enseñado que por cada párrafo me gano, en promedio, 3 madrazos.

Sin embargo, el tiempo dedicado a leer @’s y #’s me ha permitido conocer ciertos perfiles de twitteros que abundan, sobre todo en Colombia. Es así como gracias a este texto empezaré a proclamarme como Social Media Expert (SME), pues después de escribir esto cumpliré a cabalidad con los tres requisitos para ser uno de ellos en Colombia: el primero es auto catalogarse como tal, el segundo decir obviedades y por último, pero no menos importante, llevar un redactor de decálogos en el corazón.

Sin más preámbulos, aquí los perfiles que he encontrado (obviamente, para consolidarme como SME, serán 10):

1. La celebridad criolla: Sabiendo muy bien que la televisión logra convertir caprichosamente en estrella a cualquier pelafustán de rasgos finos, 140 caracteres son más que suficientes para hacer evidente la limitación mental que garantiza la fama, la cual se puede erosionar levemente si lo trinado riñe con la indignación que tengan los twitteros ese día. Sin embargo, y a pesar de que en un par de líneas se haga evidente un cerebro más pequeño que un maní, las celebridades siempre tendrán miles de seguidores.

2. Caricaturista: Lo que queda claro con la presencia de caricaturistas en Twitter, es que un solo dibujo con un par de viñetas es más que suficiente para ellos, todo lo demás sobra. Con sus trinos no se cansan de cansar, demostrando también que su interacción con algo más vivo que una hoja y un lápiz, los devela como seres más fachos que el mismo Mussolini. Ellos en sí mismos son una caricatura.

3. El club de los lagartos: Como internet es el medio ideal para tener la sensación de dejar de ser anónimo, la mejor forma de ganar alguna mención es que todo lo que se trine vaya copiado a Daniel Samper Ospina o alguna celebridad twittera. Si a ellos les parece que lo dicho merece ser retuiteado, el lagarto se verá recompensado con una fugaz aparición en un timeline leído, pero que se desplazará a la velocidad en la que otro lagarto aparezca en busca de un retuiteo, es decir, en 0,5 segundos

4. Community manager: Recién salidos de la universidad, o incluso aún siendo universitarios en su mayoría, estos personajes son los encargados de darle voz a una empresa o marca. Se toman muy en serio esa teoría que acaban de aprender, bajo la cual las marcas deben involucrarse con su público, escucharlos y participar en conversaciones de una forma cercana, tanto así que los community managers terminan administrando esas cuentas como si estuvieran tomando cerveza en la tienda del frente de la universidad. Eso, cuando no confunden su cuenta personal con la de su trabajo y se les va un madrazo que luego no tienen como justificar si no es borrando el trino que un cazador de gazapos ya habrá capturado en un pantallazo imborrable.

5. Social media Expert: Seguir a todos es la consigna. Una vez haya seguido a todo el humano o robot que esté en Twitter, garantizará un porcentaje de seguidores gratuitos por aquella cordial fórmula del followback (seguir a quienes los siguen sin importar quiénes sean o lo que digan). Con varios miles de seguidores como aval, estos personajes proceden a organizar charlas y talleres de obviedades, donde también hablan de reglas y decálogos que les legitimarán cobrar varios miles de pesos a los incautos que caen en sus redes -sociales-.

6. El cotidiano: Su interés principal es contarle al mundo que se acaba de quemar con una papa, que está con los pies mojados por culpa de la lluvia, que los fríjoles que ingirió lo tienen internado en el baño o que Germán es el man es muy chistoso, así sin más rodeos, sin mayor elaboración y tal como están aquí expresados.

7. El hackeado: Bendito sea el hacker, pues gracias a ese personaje oscuro se puede andar diciendo cualquier cosa y luego echarle la culpa a una intromisión fantasmal en la cuenta. Eso argumentó el ministro de defensa cuando cometió un error ortográfico, el periodista Ricardo Orrego cuando confirmó la muerte de Alfonso Cano o la negra Candela cuando mató a Joe Arroyo. Digan lo que quieran que la culpa siempre la tendrá el hacker, quien al parecer ya tuvo acceso a los cerebros.

8. Experto instantáneo: Si hay manifestaciones en Egipto, ellos se volverán expertos en ese país y hablarán día y noche de su historia, política y economía, e increparán a todo aquel que no sepa tanto como ellos. Son lectores veloces de Wikipedia y con esa información botarán datos curiosos cada minuto.

9. Cazador de gazapos: Su vida está destinada a la corrección, y si hay cazadores de errores en las películas, en Twitter existen los que siempre están atentos a que alguien no tenga la ortografía de Rufino José Cuervo o que diga alguna estupidez. Guardarán testimonios de cada error cometido y si por ellos fuera, enviarían a la hoguera a los autores del error.

10. El político: Los SME (como yo) dicen que en la política actual es vital tener presencia en las redes sociales. Por eso, los candidatos a cualquier cargo de elección popular empiezan a transcribir discursos segmentados en mensajes de 140 caracteres. Al igual que las celebridades, el uso irrefrenable de Twitter pone en evidencia que para ser político el único requisito es no haber pasado por la primaria, característica fácilmente comprobable con una visita a la cuenta del presidente del Congreso.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cartagening Hilton


He estado de vacaciones 3 veces en Cartagena, y por supuesto que he hecho lo que todo rolo blancucho debería hacer allí: conocer el castillo de San Felipe y tomarme fotos con un sombrero sudado de pirata, meterme en los zapatos viejos y en ese mar que es más sucio que un zapato viejo, comer en el imperio de Juan del Mar en la ciudad amurallada, pasear en coche, insolarme en un hotel de esos de catálogo, salir de rumba a los sitios que son una copia idéntica y sin gracia del rumbiadero bogotano de moda, ser presa de los millones de vendedores que salivan al ver mi pinta de cachaco, etc. Pero nunca conocí mejor a Cartagena como hace pocos días, que fui a trabajar y no estuve ni siquiera un día completo.

Con mi inocultable pinta de cachaco y con la experiencia vacacional previa, al llegar al aeropuerto esperaba una avalancha de taxistas diciendo cosas incomprensibles en costeñol y dispuestos a vaciar mi billetera con cualquier recorrido; sin embargo, esta vez a las 9 de la mañana, en temporada baja y sin ningún festival en el cronograma cartagenero, posiblemente para ellos era sólo un desgaste ir hasta ese lugar en el que no encontrarían extranjeros a los cuales chupar la sangre. Por fortuna, había un cartagenero de la empresa esperándome allí, quien al son del poco caribeño Santiago Cruz y Ricardo Arjona no podía disimular su risita al ver que yo con el juicio de un rolo exagerado me ponía el cinturón de seguridad.

Emprendimos entonces el camino y él, como buen anfitrión obligado, se dedicaba a mostrarme por el camino algunas nuevas construcciones irrelevantes y sin terminar que parecían despojos de las fiestas de cualquiera de los festivales que se hacen en Cartagena, con el agravante de que nadie trabajaba para que algún día fueran algo habitable y terminado. La cita extrañamente había sido programada a las 9:00 a.m., diez minutos después de que el avión pusiera sus llantas en la ciudad, y a pesar de mi afán y preocupación por el evidente retraso, allá a nadie le importaba si empezábamos a la reunión a las 10, 11, 12 o incluso si no la empezábamos.

El camino era una carretera sucia (y nueva) con dos carriles diminutos, aptos para ser transitados solamente por R4s; a los lados nunca hubo una construcción de más de dos pisos y muchas de las de un solo piso eran de ese palo viejo de pintura opaca y desgastada. La gente cruzaba las calles también sin el afán mínimo de salvar la vida, otros estaban en el andén mirando qué pasaba por ahí y nuestro carro parecía una novedad en sus vidas, pero lo seguían solamente hasta donde da el extremo de los ojos. Allí todo funciona diferente y parece que reina la desidia. Todo funciona diferente a esa Cartagena que se ofrece muy elegante al turista. Todo funciona diferente a la Cartagena que sale en televisión cuando llega Rubén Blades al Hay Festival, Willem Dafoe al festival de cine, Javier Bardem a hacer una película o Poncho Rentería a cualquier evento.

La Cartagena sin murallas probablemente tiene menos gracia que Ibagué y es habitada por cientos de miles de personas que, si no fuera por la desidia cartagenera, fácilmente podrían tumbar las murallas que protegen a Juan del Mar y a Raimundo Angulo a punta de piedras, machetes y frustración. Sin embargo, la inercia de esa ciudad hace que la mayoría de cartageneros se dediquen a nutrir la opulencia amurallada y seguramente, sin mayores afanes, se dedican a hacer trencitas y masajes en la playa, a vender ostras asoleadas o simplemente a robar a pálidos portadores de sombrero vueltiao.

No obstante, sigue siendo el lugar preferido para convertir la cabeza en una maraca a punta de trencitas playeras, colorear la piel con el tono de la camiseta del América de Cali y tomarse fotos, que saldrán en la revista Caras, en matrimonios de guayabera y en los peores casos de pareos. La mejor representación de Cartagena fue el famoso episodio de señorita Guainía, quien sin sonrojarse dijo en su propio inglés que estaba “felicitin in Cartagening Hilton”. Así es la ciudad amurallada, que muestra una cara pretenciosa pero que se pudre por dentro (en este caso por fuera) y que en su mayoría no tiene ninguna gracia. Una vez hecho el trabajo por el cual fuí a esta ciudad, que a pesar de haber pisado 3 veces y por más tiempo no conocía, regresé a Bogotá, de la cual ya es mejor ni hablar.

miércoles, 9 de febrero de 2011

En Andrés, gastando lo del mes y comprobando lo malo que es

Llevado por uno de esos compromisos ineludibles y con el riesgo siempre latente de ser tildado de antisocial o ermitaño en caso de no aceptar la invitación a una fiesta, regresé, después de varios años y para mi desgracia, al anhelado, prestigioso y concurrido “rumbiadero-restaurante-bar-vitrina-legitimador” Andrés Carne de res.

En la adolescencia no fue necesario que pisara por primera vez ese santuario de la chatarra y la colombianidad para tenerle repulsión, vaya uno a saber porqué, pero esa injustificada antipatía se fue convirtiendo en un cúmulo de razones cuando, por la inercia grupal, terminé metido allí al finalizar la época de colegio y empezando la universidad. Fue entonces cuando me di cuenta de que eso de andar buscando la aprobación de un pelafustán de 2 metros, que define quién entra y quién no al lugar al que ese mismo pelafustán, si no fuera empleado nunca entraría, era la más burda muestra de arribismo. Sumado a esto, de contar con el aval del peliparado engominado de la entrada, la parte consumible del cover a duras penas me alcanzaría para la mitad de una cerveza que costaba lo que en cualquier otro lugar, con menos “arte”, me alcanzaría para una borrachera desmedida.

A pesar de esta predisposición, el fin de semana pasado estaba nuevamente allí con los ojos atentos para encontrar asidero a cada uno de los motivos que he tenía para no querer pisar ese lugar y tomando atenta nota para escribir este texto de desahogo, ya que no seguiría el consejo que un buen amigo me dio cuando supo que estaba entrando a ese lugar: “inmólese”.

La decoración de Andrés (a secas, así como al parque de la 93 se le dice “el parque”, al fin y al cabo parecen ser los únicos) invariablemente mantiene un toque de transgresión de la más barata, de esa que los abuelos denominan como sicodelia: “ese lugar es todo sicodélico”, con platos pegados al techo, tapas de gaseosa pegadas a la pared, y posiblemente en los próximos días un inodoro al lado de las mesas y cosas así de locas.

Y para que combinen con la decoración, en Andrés prefieren contratar estudiantes desaliñados  que no vayan a reñir con la pinta de los clientes. Estos meseros son tuteadores profesionales y parecen reclutados de cualquier facultad de artes o diseño; por supuesto si ellos fueran como clientes, los enchaquetados de la entrada, que escrutan a todo cliente con visión de rayos x, tampoco los dejarían entrar.

Quienes sí tienen vía libre son todos aquellos que ostenten el título de subgerente o gerente, en lo posible con un cartón de ingeniero, y que se haga llamar entre sus amigos “ingeniero Perez” o, con tono recochero, “ingeniebrio”; también caben otros profesionales que sean dignos de un apelativo de doctor, incluso entre sus propios amigos: “ole doctor”. Pero la clave para que estos detalles se hagan evidentes es ir con unos jeans apretados, que guarden dentro de sí el extremo de una camisa de las que llevan en el pecho algún animal, ya sea un caballo, un águila o un lagarto. Es muy importante también el pelo muy corto, con patillas que lleguen a la mitad de la oreja, de tal forma que cualquiera de los sombreros de cinta colombiana o las coronas que los titulan como reyes de la rumba no impidan su lucimiento.

Una vez comienza el baile, al son de cualquier reggaetón o tropipop del momento, esquivando las caravanas de tristes actores que interpretan a borrachos bulliciosos aún más tristes, los ingenieros de camisa de animalito son acompañados por toda la comunidad rumbera de la pre-tercera edad. Todos ellos, sospechosamente evidenciando su carácter parrandero y ánimo jubiloso, no dudan en hacer gala de sus tradicionales movimientos de baile de club con orquesta de Lucho Bermudez, pero en este caso aplicados a la música de Daddy Yankee, Mauricio palo de agua o el insoportable Pa-panamericano.

El momento cumbre de la fiesta llega cuando la masa informe, despojada ya del asco habitual y en pleno roce de sudores de güisqui o aguardiente, oye el meneíto, el aserejé o la macarena. Es entonces cuando como autómatas, a pesar de cargar con una borrachera que los hace inútiles hasta para caminar, retoman la cordura y activando el  chip coreográfico se mueven al unísono como si toda su vida estuviera destinada a hacer alguno de estos bailes. De la misma forma, al comenzar el vallenato de Silvestre Dangond, las tradiciones culturales de toqueteo se apoderan de los hipermachos que, justificados por el alcohol, dan rienda suelta a cualquier tradición cultural.

Una mezcla de tropipop, alcohol, reggaetón, camisas con animales en el pecho, tristes actores, chatarra resignificada, sombreros colombianos y caldo, es ideal para aflorar pasiones que comienzan con una sonrisa coqueta con la ceja levanta y terminan con una sonrisa violentamente ampliada y la ceja rota, como el hecho aquí descrito y protagonizado por los colombianos de bien, sobre todo los de más bien, público ideal para frecuentar el lugar más famoso de Colombia: Andrés Carne de res.