sábado, 5 de diciembre de 2009

El caminante ahora en burbuja


Hace algún tiempo, desesperado por saber que su hijo se convertía inevitablemente en parte del paisaje de la selva colombiana después de 12 años de aislamiento obligatorio, el señor Gustavo Moncayo comenzó a hacerse popular en el país.

Con su colombiana cara de nutrido bigote y uno que otro hueco en la dentadura, precedido por el título de "profesor", el cual lo caracterizaba como un  hombre de bien que de una forma dedicada se empleaba en formar a niños de una región lejana de Colombia, este personaje se fue ganando el reconocimiento del país.

Empezó (seguramente porque no conocía Facebook) una gran marcha en la que se ganó el título de "caminante por la paz" buscando la liberación de su hijo. Cabe anotar que de una curiosa forma muy agringada, al encontrar el nombre de Gustavo Moncayo en Wikipedia en inglés, lo comparan con Forrest Gump.

Poco a poco comenzó a ganar reconocimiento nacional e internacional (en tono televisivo de Jorge Barón) y se logró reunir con el presidente Uribe, con Chavez y hasta con el Papa. Seguramente su gesta sobrepasó sus propias expectativas y en "Colombia es pasión", el país en el que Juanes es el más grande gestor de paz, por supuesto Moncayo era el representante de los secuestrados ante las señoras de bien y Poncho Rentería.

Es así como hace algunos días los mismos periódicos que registraban su marcha "forrestgumpesca", para los de pensamiento miamesco, informan que el profesor Moncayo será senador. No puedo dejar de pensar entonces en el concejal Lucho, aquel lustrabotas que por un experimento terminó disfrutando de los beneficios desproporcionados de los concejales y políticos en general, de los cuales hizo el uso más honesto y transparente que político alguno haya hecho. Ese hombre, ahora adinerado, armó una extravagante mansión en su barrio de origen, se bebió y parrandeó un buen porcentaje de cada quincena y terminó inhabilitado para volver a ser político y con la plata despilfarrada.

No sería nada extraño ver cómo este abnegado caminante por la paz cambie sus extenuantes marchas por rápidos recorridos en camionetas burbuja y comience a tener jornadas laborales de dos horas, como cualquier senador que se respete. Ahora Moncayo pasará a ser buen amigo de Maria Isabel Urrutia, Lucero Cortés o Armando Benedeti entre otras celebridades que dirigen los destinos de este bello país de las maravillas.

El bendito senador Parte II


Tan bendito como el senador que inspira la publicación de este post, fue aquel día en el que iluminado por la sabiduría infinita del Dios cristiano que se regocija ante los bulliciosos pastores que recogen el sagrado diezmo, descubrí que gran parte de la solución a los problemas de este país era la llegada al Congreso del pastor Enrique Gomez, lo cual consigné en este post en abril del año pasado.

Ahora, un año y ocho meses después de aquella premonitoria publicación, este pastor se encarga de corroborar mis suposiciones de ese entonces. Para los que aún no lo sepan, una mujer asegura haberle prestado 100 millones de pesos a este sagrado hombre que en una grabación confirma haber recibido esta suma.

El pastor ahora se niega a pagar, no sin antes haber hecho una estrategia brillante en su propósito: le sugirió a su prestamista que podría pagarle la deuda con un inmueble que costaba 130 millones, por lo cual la astuta mujer debería pagar el excedente. Por supuesto, confiando en tan bondadoso líder espiritual y político, ella hizo lo sugerido sin chistar. Cabe aclarar que todos estos procedimientos se realizaron sin firmar ni siquiera una servilleta de buñuelo como garantía de la transacción, pues supongo que la mujer cegada por la fe en su pastor, decidió darle su plata, su confianza y vaya uno a saber qué más cosas.
Aquí la noticia original.

Cualquier apresurado podría juzgar al pastor de villano, rufián, chisgarabís, ratero, pillo, bandido, abusador, estafador, corrupto, aprovechado, politiquero, deshonesto, corrompido, canalla, bribón y desgraciado, pero un análisis más cuidadoso de la situación podría darnos luces sobre la gran labor que cumple este abnegado hombre.

Por un lado nos recuerda que así alguien luzca como un cuasi-analfabeta, chabacano y mal hablado, mientras cuente con la gracia del Dios del diezmo y de la oración explosiva, estará capacitado para guiar a una comunidad ojalá de desposeídos y ávidos de soluciones para sus miserables vidas. Esta es una razón suficiente para que no nos dejemos llevar por las apariencias y confiemos ciegamente en sus acciones de analfabeta y chabacano...todo esto tiene un noble propósito que en principio no comprenderemos, pero que sin duda a su debido momento este iluminado nos aclarará.

Por otro lado seguramente el pastor Gomez pagará la plata que adeuda (pues es evidente que no se la ha gastado en ropa ni en estudios), y le hará comprender a la incauta mujer que para los préstamos que haga siempre debe tener un respaldo de algún documento, sobre todo si el beneficiario es un cuasi analfabeta, chabacano y mal hablado.

La lección, como es de esperarse en Colombia, con seguridad no quedó aprendida y es por eso que personajes tan ilustres de nuestra política como el senador-pastor Enrique Gomez, la reflexiva Maria Isabel Urrutia o la avezada y sexy Lucero Cortés, deben continuar dirigiendo a esta nación.

Los invito entonces a no dejarnos llevar por la indignación ante la aparente canallada de este pastorcillo, pues todo responde a planes divinos que nos harán comprender mejor el mundo y ser cada vez más santos en este impío país.