martes, 12 de mayo de 2009

Lugo y Cutié: sacerdotes ejemplares


Nuevamente, con ganas de recibir los más indignados comentarios y gracias a la falta de inspiración que me genera este aburrido fútbol colombiano sobre el que todo está dicho y sufrido, quiero referirme al siempre delicado tema religioso.

En esta oportunidad, a diferencia de las ocasiones anteriores, debo expresar mis sinceras felicitaciones a dos sacerdotes que han demostrado gran coherencia con las doctrinas del máximo líder de dicha institución y sin duda han demostrado que el catolicismo está más vivo que nunca.

Por un lado, hace ya algunas semanas el exobispo Fernando Lugo, quien ahora es presidente de Paraguay, comenzó a recoger los frutos de todo el amor generoso que repartió entre las jovencillas de su parroquia, quienes desesperadas fueron en busca de un amable consejo del cura del lugar y muy afortunadas, además de consejos, recibieron una dosis inimaginable de cariño.

Ahora Lugo como premio a su amor desprendido, recoge el fruto de este lindo sentimiento encarnado en niñitos ex-huérfanos de papá (pero no de padre), lo cual podría llevar al primer mandatario de Paraguay a competir con Angelina Jolie en cantidad de retoños. Las jovencitas antes desesperadas que buscaban consejos de su cura preferido, recibieron no sólo un consejo sino una bella criatura, aunque me queda la duda sobre lo que pudieron recibir los jovencitos, niños y niñas que consultaron al padre Lugo, teniendo en cuenta que las jovencitas se llevaron tan importante premio.

Valga entonces esta ocasión para felicitar a Lugo, de quien el Papa debe estar muy orgulloso, pues siguió fielmente aquella recomendación en la cual la iglesia no patrocina ni recomienda la horrible y pecaminosa costumbre esa de usar condones.

Por otro lado y más recientemente, el mediático y reconocido padre Alberto Cutié fue descubierto mientras también, como el padre Lugo, seguía fielmente el mandamiento aquel que dice que debemos "amar al prójimo como a nosotros mismos". Como es ya característico de ese servidor de Dios, para su demostración de amor, bondad y entrega escogió uno de los escenarios más públicos que pudiera cualquiera encontrar para ser pillado por las cámaras, sin duda un hecho premeditado por el padre Alberto, experto en exhibir su cumbamba en todos los medios masivos.

Esta versión miamisense de nuestro querido padre Chucho, ha demostrado cómo los medios de comunicación son la forma más apropiada para predicar y vociferar la doctrina de Cristo en el mundo contemporáneo, hecho por el cual seguramente el Papa también debe estar orgulloso, pues está encontrando que sus pastores llevan a la institución que él dirige a modernizarse y a usar nuevos mecanismos para expandir su doctrina.

Ahora, si el padre Alberto es un buen sacerdote, tendrá que abandonar a la mujer a la que dedicó todo este tiempo pues no es conveniente ahondar en estas relaciones que podrían poner en peligro el patrimonio de la noble iglesia. Por el contrario, Cuité deberá ahora entregar todo su amor a otras mujeres, niños y niñas ávidos de amor sacerdotal, para que la historia pueda recordarlo como un sacerdote ejemplar así como lo ha sido Lugo y por supuesto el Papa Benedicto XVI.

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