miércoles, 23 de septiembre de 2009

Publicidad política pagando


Una nueva temporada electoral ha comenzado y con ella el surgimiento de candidatos dignos de nuestro país. El toque nacional de los aspirantes a continuar acabando con esta pobre patria, se hace evidente de una forma creativamente colombiana en su publicidad, la cual, por lo visto, busca seguir acabando con el prestigio de los mismos políticos (si es que ese par de palabras son compatibles) y con la publicidad misma.

Estos infames, no contentos con brillantes obras publicitarias dignas de un león de Cannes, tales como el comercial de Dolorán (¡adios dolores!); los de Frutiño con los insufribles aullidos de Fanny Lu; Doña Gallina (en este caso me refiero al comercial, no a Fanny Lu); Master Card, en el que Andrés Lopez lleva el tamaño de su boca en su máxima expresión; Arroz Diana, con sus espectaculares dramas o Papas Margarita, con la naturalidad del Pibe; ponen su granito de arena a esta avalancha de mediocridad convertida en publicidad.

La más reciente joya que me encontré en tv pertenece a Alfonso Gomez Mendez, quien seguramente luego de horas y horas de extenuantes lluvias de ideas, llegó a la maravillosa conclusión de que la mejor manera de representar el "voltiarepismo" (aquella maña politiquera de aliarse con el que más plata le pueda dar), adivinen ¿cuál era? Pues claro, una parrilla en la que se voltea una arepa. Seguramente esta propaganda fue dirigida por el genio creador de los videos de Jhonny Rivera, osea él mismo.

Por otro lado, Gustavo Petro, con ese derroche de elegancia y estilo que lo caracteriza, no me cabe duda alguna de que está intentando imitar al exitoso Barack Obama, quien es reconocido por su buena publicidad en campaña. La imagen en alto contraste en la que aparece ahora y sus propagandas en tv, en las que también se hace un lento y simplón diseño con las palabras, no es más que una copia colombiana de los anuncios "juveniles" de Obama. Pero seguramente la lógica es sencilla, si Obama pudo ¿por qué Petro no?

Preparémonos, porque esto hasta ahora comienza, sin duda con el paso del tiempo y la alteración de las rivalidades políticas, la publicidad de los candidatos ira aumentando en su nivel de obviedad y payasada. No puedo esperar a ver candidatos toreros, brujas barriendo la corrupción o sencillamente políticos encorbatados comunes, que al fin y al cabo resultan peligrosa, corrupta y devastadoramente más divertidos.

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