viernes, 11 de junio de 2010

Eufombia, el imperio de las comillas


A propósito del lenguaje usado por el ilustrado congresista Benedetti en su twitter, en donde les demanda a quienes leen sus rebuznos, en aras de la igualdad de la discusión un contundente y condenatorio: "ilústrensen", vino a mi cabeza el tema del lenguaje usado de manera recurrente en Colombia, que cuenta con monumentos a la ignorancia como estos de este "padre de la patria", pero sobre todo con cientos de eufemismos que impulsan la amnesia y la indiferencia nacional.

Resulta muy cómodo y sobre todo garante de esta amnesia colectiva que nos acompaña, por supuesto que como buen colombiano no recuerdo desde cuándo pero que con seguridad podría acompañar a la "libertad y al orden" en el escudo nacional, el referirse a temas escandalosos con nombrecitos simplones que le quitan las connotaciones reales a hechos que en cualquier país decente generarían el revuelo de todos los ciudadanos de bien, o en nuestro caso de mal.

Para empezar podría hablar de las ya cada vez menos mentadas "pescas milagrosas", las cuales han salido paulatinamente desterradas de nuestro léxico gracias a la "seguridad democrática", esa política que nos tiene en el puesto 138 en el índice de paz global, aclarando que la lista la conforman 149 países. Pues bien, recuerdo que en mi infancia las pescas milagrosas eran aquellas actividades lúdicas que organizaba mi tía en los bazares de la parroquia del barrio; sin embargo, luego se catalogó con este eufemismo a la captura de pobres parroquianos (de la parroquia de mi tía y de otras más) por un grupo de "guerrilleros" ávidos de dinero para su "revolución".

Del otro lado, una práctica premiada y que enorgullecía a algunos "defensores de la democracia", maestro, fue titulada "falsos positivos". Esta conjunción de palabras no es algo distinto a soldados que matan pobres cuyos cadáveres visten de "guerrilleros" para luego sacar pecho y decir que lo hacen en nombre de la "seguridad democrática", esa anhelada política que tiene poco de la primera palabra de su nombre y mucho menos de la segunda.

De la misma forma, en los últimos días se ha hablado de "chuzadas telefónicas" que no son otra cosa que espionajes ilegales con el fin de desprestigiar e infundir el odio del país frente a todos aquellos que no son amigos de los adalides de la "seguridad democrática"  y que se atreven a quitarle ese nombre eufemístico que se repite incluso más que la imagen de Jota Mario en las mañanas.

Todo este tipo de expresiones políticamente correctas, pero cotidianamente incorrectas y nefastas, son cacareadas hasta la saciedad por los "colombianos de bien", que no son más que una caterva de irreflexivos que aman al "mejor presidente que ha tenido Colombia", que disfrutan de nuestros "símbolos patrios" como el sombrero vueltiao o las "canciones" de Fonseca y que están seguros de que lo mejor que le puede pasar al país es seguir con la política de "seguridad democrática" a través de un gobierno de "unidad nacional" que no es otra cosa que el pegamiento de unos avivatos con ganas de ganar más y trabajar menos.

En Eufombia, el imperio de las comillas, los "tres huevitos" de la "seguridad democrática" la "cohesión social" y la "confianza inversionista" seguramente serán cuidados por una gallinta (sin comillas) que muy seguramente contribuirá, de una forma no muy creativa, a que el lenguaje permita continuar con la amnesia e impasibilidad como destinos patrios. Así que cállensen y aprendan a hablar "colombianos de bien".

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