martes, 17 de febrero de 2009

Su propia medicina


Siguiendo la línea temática planteada por mi compadre Thorik en su entrada anterior, la que se publicó antes del generoso y excelente aporte de nuestro amigo Frijulín, quiero referirme al tema las migraciones de ciudadanos pobres hacia los países ricos.

Así como lo planteó mi socio de de escritos banales, los colombianos somos una raza desarraigada, pero yo por el contrario pienso que lo que tenemos es un arraigo instintivo que nos obliga a regresar a nuestro lugar de parte de nuestro origen. Por otro lado en nuestro inconsciente vive un deseo irrefrenable por reclamar lo que alguna vez fue nuestro pero que fue arrebatado gracias a los deslumbrantes espejos, caballos y pólvora con la que fueron encandilados a nuestros ancestros chibchas.

Pero de esta reconquista no solo son víctimas los españoles que deben soportar grandes migraciones de latinos, los franceses también están un poco desesperados con toda la cantidad de africanos que llegan a su país en busca de la riqueza perdida, así mismo los ingleses se ven cada día más invadidos por los indios. Esto solo responde a una especie de orden natural, que como lo dije antes, o bien responde a un deseo instintivo de venganza, o a la búsqueda de las más remotas raíces.

Es así como en contraprestación a los mágicos hombres que venían en caballos a estas tranquilas y atrasadas tierras a obtener toda la riqueza posible de un paraíso de abundancia, ahora esos hombres atrasados de lugares ajenos a Europa con varios siglos de historia de pobreza y hambre en sus espaldas, van en busca de aquella riqueza alguna vez arrebatada.

Sin duda, los habitantes de los países conquistadores sienten que les están atiborrando sus tierras de trabajadores baratos, de niños pobres y oscuritos, pero lo que no piensan es que lo único que hacen es lo mismo que sus ancestros "del mismo modo en el sentido contrario".

Este fenómeno de migraciones podría denominarse: un poco de su propia medicina, aunque los países del primer mundo tienen y seguirán teniendo quien sabe por cuántos miles de años más el sartén por el mango. Sin embargo, la esperanza de una vida mejor y de unos cuantos euros o dólares para enviar a Sur América o África, mantendrá viva la ilusión de todos los colombianos, marroquíes, indios y demás de retomar un ápice de la riqueza que alguna vez fue de ellos.

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