jueves, 5 de noviembre de 2009

Un buen consejo, un mal concejo

Si algún día, sometiéndose a mi insensatez, alguien me pidiera un consejo, sin duda le diría que se metiera al Concejo. Un lugar en el que además de ganar dinero fácil sin hacer nada, podría reírse con solo atravesar la puerta de entrada.

En primer lugar, encontraría al elenco completo de Sábados Felices, quienes cuando intentan hacer reír solo generan ataques incontrolables de ira, pero por el contrario, cuando entran en la faceta de políticos, son mas torpes que cualquiera de los personajes que perturban las noches sabatinas desde hace no se cuántas décadas.

Pero hay un humor mucho mas fino que el de cualquier Hugo Patiño, Alfonso Lizarazo o Gorda Fabiola, hambrientos siempre de fama y por supuesto de dinero, y es el de aquellos que son originalmente encantadores de ciudadanos ávidos de un plato de sopa o de un buen trago de aguardiente con lechona en una tarde dominical de sudadera raída.

Una muestra de lo graciosa que puede ser una determinación de un Concejo, la dieron los "honorables", desocupados y descerebrados concejales de Pereira al declarar al arbitro de fútbol Oscar Julian Ruiz como persona non grata en la ciudad, luego de que suspendió un partido en Pasto después de que algún honorable, desocupado y descerebrado aficionado pastuso le rompió la cabeza a un asistente  arbitral. Los suspicaces concejales, decidieron que esto afectaba al dream team que tienen en esa ciudad en la ardua tarea de no ir a la vergonzosa segunda división, como si no fuera lo suficientemente vergonzoso estar peleando el descenso en este lamentable fútbol nacional

Otra perla que evidencia lo chistosos que son estos personajes, la descubrí la semana pasada cuando se me atrancó el desayuno de la risa tras ver a uno de los legisladores de la capital de este país dejando a un policía hablando solo, cuando este intentaba hacer cumplir la ley. El simpático concejal, aduciendo un afán por ir a trabajar -excelente chiste-, terminó su conversación con el agente, diciéndole que lo alcanzara en el Concejo, mientras huyó como un roedor pestilente por la vía exclusiva para Transmilenio. Este fugitivo es nada más y nada menos que el vicepresidente del honorable Concejo de Bogotá.

Así mismo, otro honorable y demente concejal del Polo, cogió a palo a su cuñada, quien en sus siete días de incapacidad luego de la golpiza, declaró que, al mejor estilo de Los Magníficos, el hombre llegó en su carro oficial acompañado por sus hermanos, listo para resolver el conflicto al mejor estilo de la calle...36 con 28A, donde se determinan los destinos de esta ciudad en obra negra.

Finalmente, la semana pasada también, los noticieros mostraron a un honorable, demente y cristiano concejal con cara de reparador empírico de computadores que fue acusado de matar a su esposa. No se sabe con certeza si este hombre sintió un irrefutable llamado de Dios para mandar a su esposa a mejor vida, luego de que ella lo descubriera dándole demasiado amor cristiano a otra mujer. Este asombrado concejal, probablemente se encuentre poniendo su granito de arena para hacer de los Concejos, el lugar ideal para despertar la risa de este país.

UNO DE LOS CUENTACHISTES


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