jueves, 6 de diciembre de 2007

Fernando en el país de las maravillas

Cuando Fernando meditaba en una silla al aire libre sobre los planes que tendría luego de haber adquirido unas cuantas acciones de una importante empresa, decidió perseguir a un conejo que corría apurado diciendo “llegaré tarde a la procuraduría”. Este veloz conejito llevaba un chaleco del que por su afanado andar lo único que se podía leer era algo así como Inverco…. Sin embargo, Fernando lleno de curiosidad decidió seguir al roedor que con seguridad lo llevaría a un mundo sorprendentemente mágico.

Y así fue, luego de una gran caída por la madriguera del conejo, Fernando encontró un país envidiable que, según contaban las leyendas, alguna vez había sido caótico y violento. Pero como lo confirman las memorias de nuestro protagonista, en este maravilloso mundo todo era diferente, ahora la paz reinaba y no se conocía el significado de las palabras narcotráfico, corrupción y guerrilla, que al parecer en épocas inmemoriales eran el pan de cada día.

Ahora que Fernando ha regresado a la realidad, cuenta por doquier su aventura en ese fantástico lugar. El problema es que muy pocos creen que eso pueda ser verdad y por el contrario piensan que Fernando perdió la cabeza. Aún así, sus historias son de lenguaje refinado y tan entretenidas para los niños, que en uno de los diarios más importantes de su nación le han brindado un espacio semanal para que entretenga a los infantes ávidos de historias fantásticas.

Ahora este pobre personaje que en alguna ocasión era reconocido por sus altos cargos, pasa los días embelezado con los cuentos de cada semana, para los cuales rebusca las figuras más elaboradas del lenguaje y trae a su memoria, según lo afirma, sus vivencias en ese mágico mundo que aún nadie sabe si realmente existe o tan solo es una creación de su inquieta cabecita.

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