jueves, 27 de diciembre de 2007

El Tiempo Muerto

Ahora que ha pasado la navidad y ya quedó atrás toda la desgracia que muy bien nos describió nuestro amigo Frijulín como las novenas de oficina y de no oficina, la alegría repentina e inexplicable que contagia a todo el mundo, los renos de luces y demás adornos, los insoportables aguinaldos de Tropicana y Candela, y las aglomeraciones en almacenes y centros comerciales, se viene una temporada de relleno.

Y es de relleno porque por esta época no pasa nada interesante, como será de muerta la postnavidad que ni siquiera nosotros tenemos nada que escribir y tuvimos que recurrir a la temporada muerta para publicar esta semana en la que seguramente nadie va a leer esto. 

Para empezar, los noticieros se arman con una sarta de estupideces que reciclan año tras año como los paracaidistas y surfistas con disfraz de Papá Noel que obviamente vienen acompañados de la risa y de un comentario ridículo del presentador de turno. No es de sorprenderse que comiencen los recuentos de todo lo que pasó en el año, como las noticias más ‘divertidas’, las más ‘irreverentes’, los personajes más importantes de la farándula y demás temas intrascendentes. No faltan los consejos para cuidar la piel en vacaciones, las tendencias en los vestidos de baño y los destinos turísticos. Es como si de un momento a otro la vida se detuviera y lo único posible, además del drama propio de cada año que consiste siempre en un incendio de la casa de una familia pobre, fuera retomar los mismos temas de final de año de TODOS los años.

Pero no sucede solamente en los noticieros, la televisión nacional reemplaza su pésima programación con otra peor, si es que es posible pensar en algo peor. Queda la sensación de que los canales buscan las películas más malas de la historia de Hollywood para presentarlas por estos días. Yo creo que es una estrategia para no desprestigiar demasiado su programación habitual, porque si ponen algo medianamente bueno la gente que no puede disfrutar de la televisión por cable se daría cuenta de que no es justo lo que está condenado a ver ‘día a día’ y armaría una revolución.

Pero la televisión es un simple reflejo de la vida normal, la realidad entra en un limbo donde no hay sobresaltos. Los que pueden, disfrutan de unas vacaciones en las que se abstraen del caótico mundo cotidiano y los que por desgracia no tienen la opción de salir, deben someterse a una vida irreal y aterradoramente aburrida. Por ejemplo en Bogotá el transmilenio no funcionará de manera normal sino hasta el 12 de enero, y con seguridad la gente que trabaja en esta época no tendrá demasiadas cosas para hacer como sí sucede en otros momentos del año donde no todo el mundo está de vacaciones. Pasa también lo que a simple vista parecería imposible: no se consiguen taxis; increíblemente en una ciudad donde predomina el amarillo en las calles, de repente no es posible conseguir un amarillo.

Pues sí, eso es lo que está pasando y pasará por un tiempo más, afortunadamente muy corto, en el que nada será real empezando por el ‘gracioso’ día de los inocentes donde toca ver a los presentadores de noticiero equivocándose una y otra vez hasta el hastío. Por ahora me prepararé para…seguir empiyamado y ponerme a ver El Grinch y El regalo prometido por novena vez, sabiendo que esto que escribo solo me servirá para pasar el tiempo porque con seguridad en ‘tiempo muerto’ nadie lee un blog.




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