jueves, 13 de diciembre de 2007

La realidad supera a la ficción supera a la realidad supera a la ficción...


Tomando como pretexto el titular que publicó El Tiempo ayer sobre Pablo Ardila, voy a contar la verdad sobre el gobernador.

Muchas personas afirman que Colombia es un país en el que la realidad supera la ficción. Es decir que no hay ficción porque ¿para qué hacer ficción si con la realidad es suficiente? Pues aunque no lo crean algunas veces es muy necesaria porque, según lo dicen expertos psiquiatras, nos hace vivir en mundos imaginarios que no existen sino en las creativas cabezas de algunos y es por eso que personajes i-reales y reales, hacen que nuestras vidas sin ficción (a causa de la realidad que la supera) sean un poco más divertidas.

Yo como soy un tipo sin magia ni imaginación, voy a rebelar la identidad de uno de esas personas que se ha convertido en personaje para reivindicar la ficción en este país. Su nombre: Pablo Ardila.

Este hombre pensó que su identidad iba a estar muy oculta y que sus nobles intenciones de alegrar a los colombianos, saturados de realidad que supera ficciones, seguirían hasta el fin. Pero como lo he dicho, yo quiero matar la ficción y voy a revelar el secreto de este hombre.

Él, basado en su espíritu altruista, decidió un buen día construir el personaje de un villano, un poco estereotipado para mi gusto, pero efectivo para las tradiciones populares de lo que se concibe como un villano bien construido. Me parece que este país ingenuo debió haberlo visto antes, o es que ¿acaso no son evidentes sus estrategias?

Primero que todo se vuelve socio y cabeza de un periódico amarillista que se aprovecha de algunas personas que aún no pierden la credibilidad en él, luego se vuelve gobernador de un departamento y, por medio de este, se presume que saca dividendos ilícitos para su propio beneficio, y como si esto no fuera suficiente, al mejor estilo de los malandrines de las tiras cómicas, revela su afición por la caza de animales los cuales exhibe con orgullo en la sala de su casa.

Es evidente que esto es la construcción del personaje de un villano, y de antemano pido disculpas si he matado la alegría de alguien que aún se sentía en un país donde “la realidad supera la ficción”, pero es que debo confesar que tanta payasada de este señor, con buenas intenciones, ya me tiene un poco cansando. No es realidad, es ficción pura!!

Fuentes cercanas me han dicho que el tipo se ha vuelto un poco loco y no puede parar su caracterización para la cual, dentro de poco, comenzará a armar un ejército de escoltas con algún disfraz al mejor estilo de El guasón, el Pingüino o el Doscaras. ¿Será que está esperando a un superhéroe que lo combata? No creo, sería demasiado.

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