jueves, 24 de enero de 2008

La diplomacia del machete


No es extraño ver la tensión en la cabeza del presidente cuando el rey de España se acercó más de lo debido a su cara. En Francia ya había ocurrido con el presidente Sarkosy y con otro hombre que le otorgó un reconocimiento a nuestro primer mandatario. Como es costumbre algunos saludos implican un par de besos protocolarios, que Uribe se niega a dar y a recibir, igual que un niño que se niega a comer verduras y tensiona su cabeza para evitar el fatídico momento en que esos asquerosos alimentos entren a su boca.

Pero todo tiene una explicación. Acaso ¿se imagina usted al mayordomo de una finca saludando de beso a sus compadres? algo totalmente impensable que, además, pondría en tela de juicio la hombría de cualquier finquero tradicional. Pero no es solamente negarse a un besito de Sarkosy lo que hace que el presidente colombiano revele su personalidad de mayordomo.

Los consejos comunales funcionan como se delegan tareas y funciones en la finca…una persona se queja porque no tiene luz y el presidente le ordena al ministro de minas, quien no tiene la más mínima posibilidad de responder nada y por el contrario acatar todas las ordenes de su patrón, que le ponga un bombillo a la casa del señor. Así como se solucionan los percances del día a día…un problemita, una solucioncita. ¿Para que pensar en una política que le de luz a toda la vereda o al pueblo si el hombre que tenía la necesidad ya la solucionó y fueron testigos todos los presentes y los que lo vieron por tv?

Pero además de esta gestión para resolver los problemas, el país también fue testigo del lenguaje que se usa internamente de la finca. “Le doy en la cara, marica”, una amenaza lapidaria que convence a cualquiera, sobretodo si su sobrenombre es ‘mechuda’, de que al patrón se le respeta, pero sobretodo se le obedece.

Esta finca tiene el respaldo del duro de la zona, el que tiene la tierra más grande y próspera al norte, una gran finca que complace con favores a este pequeño terruño que se porta bien con el ‘duro’, todo esto a pesar del odio de otros vecinos que quisieran echar un par de tiros al aire para llamar la atención de los demás. 

Es así como funciona esta tierrita colombiana, ahora sobrellevando los problemas con el gamonal del lado que está un poco agresivo y ya mandó de manera amenazante a sus capataces a la cerca que separa a las dos fincas. Pero quiero decirle amable lector, que no hay mucho de que preocuparse, pues para estos hombres no funciona esa cosa que  llaman por ahí "diplomacia", lo único que se requiere es una sentada con un par de cervezas y listo, se resuelve el problema con un lenguaje coloquial como ambos prefieren. Y si la cosa se pone muy grave pues se agarrarán a planazos y listo, el que pierda el duelo ‘se calla la jeta’ y deja de joder.

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