jueves, 11 de diciembre de 2008

El deporte de los triunfos ajenos


Un día, cuando como de costumbre caminaba por la calle que camino todos los días, me encontré con una publicidad en un paradero de bus en la que un hombre con una pinta similar a la de un preso estadounidense posaba imponente con los brazos cruzados y con un par de personas a sus lados con la misma pinta. Estos dos acompañantes, a pesar de su cara humilde y una timidez imposible de ocultar, trataban de poner la misma cara orgullosa del "protagonista".

Luego de ver esta misma imagen por algunos días, pensando que se trataba de una nueva telenovela que terminaría en el provocativo horario de las 11:45 p.m., me detuve un momento para precisar de qué se trataba: era ni más ni menos que el gobernador del Valle con un medallista olímpico colombiano a su diestra y siniestra promocionando los Juegos Nacionales que se celebrarían en el Valle del Cauca.

Sin duda, debo confesar que la imagen de este gobernador que luce como Fredy, el mensajero de Bety la Fea, fue mucho más impactante para mí que los juegos mismos, pues dicha publicidad fue una revelación clara del pobre deporte de este pobre país. En primer plano está el político, un hombre joven que quiere sacar a relucir su cara de galán latino por encima de un par de deportistas morenitos, esos sí sufridos, luchadores y ganadores, pero como es de esperarse en un importantísimo segundo plano (gracias a que ganaron medalla en los Olímpicos).

Los juegos transcurrieron creo que con la indiferencia de la mayoría del país, pero con una que otra noticia en periódicos y noticieros que complementaron su sección de deportes con tan importante evento nacional. Lo que determinaban los informes periodísticos era la reñida carrera entre Valle y Antioquia, seguidos por Bogotá, por alcanzar el primer puesto en las competencias, pero nunca entraban en los detalles de los torcidos realizados por unos u otros jurados para favorecer a los de su preferencia.

Finalmente, ante los ojos desprevenidos, terminó tan magno evento deportivo para el país con la victoria de Antioquia, con una pobre pero esmerada ceremonia de clausura y con la tranquilidad del deber cumplido. Sin embargo, lo que nunca se ha dicho es que se rompieron muy pocas marcas nacionales, ninguna bolivariana, ni mundial ni nada parecido, lo cuál nos puede dar algunas luces de cómo estamos en comparación de otros países.

Sin embargo, todo termina como empezó, sin sorpresas y con el protagonismo de los políticos que están metidos en todo, robándose todo y acomodando todo a su antojo, así como el extraño calendario de competencias deportivas nacionales que, además, para la próxima edición se realizará en tres regiones distintas. Quién sabe cómo harán porque ninguna de las tres regiones parece estar preparada para recibir ni un campeonato local de rana o cucunubá.

Quienes sí están muy listos para meterse a dirigir el deporte y juegos y demás, son los mismos políticos que una y otra vez aparecen metidos en escándalos y fechorías, pero que a la voz de Dinero Fácil Rápido y Efectivo, están de primeros en la fila así como de primeros posan ante las cámaras después de los triunfos de un afortunado deportista que logra ganar alguna medalla, y para colmo del descaro, de primeros en la publicidad de los Juegos Nacionales.

Lo único que me tranquiliza es que día tras día se evidencia que este tipo de costumbres no son exclusivas de los políticos, por el contrario son la generalidad de este país que no se interesa nunca por el deporte, pero a la voz de medalla olímpica o de triunfo en el exterior se vuelve experto en la disciplina del momento.

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