martes, 2 de diciembre de 2008

Pablito clavó un paisito, ¿qué paisito clavó Pablito?


Hoy, así como el 20 de julio o el 7 de agosto, nuestro país celebra una fecha memorable para nuestra violenta, corrupta y mafiosa historia. Desafortunadamente este día no se ha convertido aún en festivo, como tanto nos gusta a los festivos colombianos que tenemos más de un mes de días feriados al año.

Pues resulta que la tarde del 2 de diciembre de 1993 (el memorable año del fin del racionamiento de luz y del 5-0 contra la selección argentina) en un tejado, con su prominente barriga al aire, cayó muerte el narco más verriondo que han dado estas tierras: el gran Pablo Escobar.

Sin embargo, y a pesar de que el cadáver del traqueto más grande del mundo sirvió para que los policías de aquel bloque de búsqueda se tomaran fotos como si se tratara de un trofeo del mundial de tejo, el mito de Pablo Escobar sigue vivo hasta nuestros días. Algunos afirman que él no murió y que se encuentra compartiendo cervezas con Elvis Prestley en algún lugar del planeta, otros le atribuyen milagros y favores desde el más allá y otros simplemente lo utilizan como figurín de mercadeo de camisetas, películas o caricaturas.

El único hecho cierto es que Pablo se quedó en nuestra sangrienta historia por siempre, y hoy, quince años después de su aún confusa muerte a manos de miembros de la policía, del cartel de Cali, de un grupo de paramilitares, de unos agentes secretos de Estados Unidos y de una comisión marciana, todavía la sombra de este aficionado a las explosiones a gran escala nos cobija como en sus mejores días.

Para la muestra de que todavía sufrimos del síndrome de Escobar están hechos como el aún inconcluso crimen de Luis Carlos Galán, entre otros, las declaraciones oportunistas de la mosa del capo, el fortalecimiento del narcotráfico en el país y la permanencia de hampones entre la clase política, entre incontables conductas "escobarescas" que no murieron con el jefe del cartel de Medellín y que por el contrario ya hacen parte del día a día de este país.

No podríamos asegurar que sólo Pablito ha clavado a este paisito, pero sin duda la respuesta a la pregunta ¿qué paisito clavó Pablito? sería contundente y clara.

Hoy a los quince años, así como lo hacen las quinceañeras de MTV, es un buen momento para recordar, porque desde la época de Escobar las cosas no han cambiado mucho. Sería una buena oportunidad para montarnos en un columpio y hacer un cambio de zapatilla para ver si comenzamos a caminar derecho de una vez por todas, porque este caminado tan torcido es el que nos tiene de marcha en marcha a favor de David Murcia, de los secuestrados, de los indígenas, de los negros, de los gays, de los perros, de los desempleados...

También sería una buena ocasión para partir un gran ponqué rosado e invitar a comer a todos aquellos ciudadanos y políticos colombianos que en su momento fueron muy amigos del gran capo y que con los años han seguido cultivando tan beneficiosas amistades mortales.

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