viernes, 26 de diciembre de 2008

Vivo en el limbo (el tiempo muerto 2)


Parafraseando al difunto, único y parrandero Kaleth Morales, puedo afirmar nuevamente por esta época del año, como suele suceder casi todos los años (como el año pasado) que la ciudad ha entrado en un limbo incluso más desesperante que la navidad misma por lo cual puedo afirmar, con un tono nunca tan sabroso y costeño como el buen Kaleth, que "vivo en el limbo".

Este "limbo", a diferencia del descrito en el popular vallenato, no responde a una embriaguez amorosa y en este caso: yo sí se qué me pasa, yo sí se qué me pasa, yo sí se qué me pasa...no piensen que este disco está rayado es que sinceramente resulta que nuevamente emos (con depresión e ideas suicidas) entrado a al tiempo muerto.

Nuevamente ha llegado el momento en el cual el fuego hace de las suyas y en vísperas de año nuevo o navidad se incendia una casita pobre y los hospitales se llenan de niños pobres quemados, nuevamente los periodistas revelan sus más simpáticas aventuras a lo largo del año, nuevamente el periódico llega raquítico, nuevamente hasta el Transmilenio ha cambiado su rutina, nuevamente Caro, Lauris, Ana Kata y Cris nos están contando desde cuanta feria haya en el país cuál es la forma de obtener un bronceado ideal y cómo lucir muy bellos con pocos vellos en la playa, nuevamente un imitador criollo de Walter Mercado predice que el año que viene liberarán secuestrados, que a la selección le irá muy bien y que las velas rojas traerán la prosperidad.

Estoy desde ya preparado para asistir al espectáculo televisivo de las celebraciones de año nuevo en todo el mundo, celebraciones todas iguales que deben ser muy divertidas participando en ellas, pero no viéndolas a la distancia y además narradas por el señor de mandíbula prominente que dice "no se muevan". Veo venir un especial de También caerás con las siempre idénticas equivocaciones de los actores de las novelas criollas. Creo que este año no me libraré de los resúmenes de lo mejor, lo peor, lo más chistoso, lo más extraño y lo más divertido de 2008 donde siempre aparece Juanes dando algún mensaje de paz y amor que conmueve a las abuelas y a las tías. Y seguramente no me libraré de las películas más baratas, viejas y aburridas en la televisión diaria.

Afortunados todos aquellos que pueden estar cultivando una otitis a causa de piscinas orinadas y que pueden estar acamaronando sus blancas carnes mientras guardan el dinero del paseo en un tarrito que cuelga de sus cuellos. Y más afortunados aquellos que viven la alegría de los tradicionales lugares de recreo vacacional como Melgar, Apulo, Anapoima, Tocaima, Anolaima, Sasaima, Nimaima y todas esas aimas.

Yo, por mi parte, en la soledad de esta fantasmagórica ciudad trato de mitigar la soledad del trabajo mientras espanto a los fantasmas rabiosos de la torre Colpatria, que están haciendo de las suyas para evitar el deprimente espectáculo que llegará a ese lugar el 31 de diciembre: una celebración a manos de Jorge Barón, que los más atrevidos y osados han comenzado a comparar con las celebraciones de fin de año de las grandes ciudades del mundo. Seguramente todos aquellos que afirman esto, están esperando que en los noticieros del mundo registren el fin de año en Bogotá. Yo sólo me pregunto ¿será que la figura de Jorge Barón permite que alguien se fije en una celebración como esta?

No siendo más por ahora, teniendo en cuenta que mi compadre Thorik debe estar reencontrándose con sus ancestros bávaros al calor de unas agrias (el punto en común que une a un boyacenses con un alemán) y que yo me encuentro en la intensa lucha de conservar la cordura ante las manifestaciones típicas de fin de año, no nos queda más que despedirnos por este año, cerrando así con broche de lata oxidada, este 2008 que sólo nos trajo soledad para este olvidado blog.

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