Cuando desperté esta mañana, después de un sueño intranquilo, me encontré sobre mi cama convertido en un monstruo: tenía de nuevo un barro en la nariz. Ya ha pasado mucho tiempo desde que los granos en la cara eran frecuentes, tan frecuentes como las fiestas de salón comunal o los bailes de vals en alguna horrible fiesta de quinceañera, pero este nuevo compañero en mi nariz me ha hecho recordar aquella época que ahora me sonroja un poco. Pero no importa, a eso vinimos.
Post para Revista Metrónomo. Siga leyendo en este enlace
No hay comentarios:
Publicar un comentario