martes, 13 de enero de 2009

Condecoración para Sancho Panza Uribe



En medio de ataques inclementes con zapatos, críticas y burlas por su astucia (la misma del Chapulín Colorado, aunque sin el corazón del súper héroe mexicano), el pobre y ahora timorato presidente Bush no quería dejar su puesto sin hacer algunas menciones honoríficas luego de su inolvidable y catastrófico periodo en la presidencia de Estados Unidos.

No podía este ranchero tejano evitar reconocer, con una condecoración, al único Sancho Panza que se mantuvo fiel a su lado a pesar de que las violentas quijotadas en sus ocho años de gobierno generaran la mayoría de veces el repudio del mundo y otras cuantas las carcajadas del planeta.

¿Cómo no condecorar al personaje que lo puso a bailar cumbia y que escondió a todos los gamincitos de Cartagena a su llegada y que además le regaló un sombrero vueltiao y le remitió a la Casa Blanca en varias ocasiones a los niños vallenatos, además del siempre bien maquillado Jorgito Celedón (que sigue con el diminutivo de niño a pesar de su evidente adultez)?

Pero además de esto, ¿cómo no reconocer al único que aprobó sin reparos la guerra de Irak y Afganistán, la búsqueda de armas de destrucción masiva y el manejo de la catástrofe del huracán Katrina? Sin duda el presidente Uribe se merece esto y mucho más por parte del buen Bush. El único problema que encuentro es que el nombre de la condecoración y el mérito por el cual se condecora a nuestro amado presidente son un tanto opuestas, pues lo que lucirá ahora el orgulloso mandatario colombiano en el cuello se llama "Medalla de la libertad".

Es una lástima que después de ocho años de apoyo incondicional a este,  no tan divertido, Quijote norteamericano el resultado sea una medalla, acompañada de la incertidumbre de lo que pasará con el  gobierno del nuevo Mesías negro.

Por fortuna para esta sufrida tierra colombiana, el orgullo patrio tocará nuevamente el tope máximo en la ceremonia en Washington, pues en los últimos días la indignación patriota se apoderó de Colombia ante la caricaturesca crítica hecha a nuestro producto insignia, el café, y el prolongado silencio vacacional de Camilo Villegas, la falta de unos Grammy latinos y todas esas cosas que nos ponen felices y orgullosos de ser colombianos cada cierto tiempo.

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