jueves, 10 de abril de 2008

Fútbol: un deporte de primates


Debo aclarar que antes de publicar esta entrada tuve que contratar a un par de escoltas porque ahora hablar, asistir o jugar fútbol es equivalente a ingresar al negocio del narcotráfico, donde cada silla que te ofrecen a la hora de hacer un negocio tiene un puñal apuntando directo a tu trasero.

Tengo cierto temor tan solo con ver los blogs de fútbol en los que luego de un minuto de haber sido publicados ya tienen más comentarios de los que hemos tenido nosotros en nuestra corta vida por estos lares, sin embargo la involución de la que soy testigo (y a veces protagonista) me obliga a buscar el mayor número de madrazos por parte de los comentadores de blogs.

Es entendible, desde luego, que al practicar el fútbol algún jugador de apellido Serna, de apodo ‘Pancer’, ‘Muelas’ o ‘Cachaza’ pueda moler a patadas a cualquier contrincante que intente cumplir con su trabajo, muy a mi pesar es también entendible que los pandilleros que van a los estadios apuñalen a sus contrincantes y amigos (qué se puede esperar de alguien que cambia su nombre por el del equipo de sus amores o se tatúa el escudo de su equipo para siempre junto a la cara del che??), pero lo que evidencia el retroceso en la evolución, es la conducta cada día más usual de los técnicos.

La noticia sobre la suspensión de Vanemerak ha llegado tarde, ¿cómo pudimos los colombianos haber aguantado durante tanto tiempo a un tipo tan peligroso y pataletudo? Pero más grave aún ¿cómo fue posible que este sujeto fuera entrenador de un colegio? Espero ahora, que los ágiles directivos de Millonarios no salgan a quejarse por la ‘injusta’ sanción, espero también que algún día le pongan esparadrapo en la boca a Pimentel, y espero que Umaña…qué podría esperar de Umaña?

El problema con este último es que cada día se torna más agresivo y su capacidad de pensar se limita día tras día y es en él en quién más se evidencia el atavismo al que está llegando el fútbol, o de lo contrario alguien me podría explicar porqué cada día su cara parece más de mandril?

Es evidente que este deporte despierta las más profundas pasiones de las personas, saca a relucir lo más bello del alma, instintos destructivos como los de Vanemerak, la pérdida de la cordura como la de Umaña, la incitación a la violencia como Pimentel, y qué decir de las barras bravas…

Aconsejo entonces a los niños que disfrutan de este deporte, como lo hice yo en mi niñez, que piensen mejor su interés por esta práctica, es un poco mejor jugar fútbol en playstation o dedicarse al ajedrez o a la varonil marcha, antes de buscar la forma de despertar el primate que llevamos adentro. Probablemente, como diría Chavez, es una estrategia del imperio para hacernos retroceder en la evolución y podernos dominar más fácilmente.

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