sábado, 13 de septiembre de 2008

Rin rin Chavez


“El hijo de…Rin rin Chavez salió esta semana muy tieso y poco majo, con camisa roja, pantalón militar y boina escarlata muy fuera de moda”. No es sorpresivo que este esquizofrénico Bolívar del siglo XXI aparezca cada cierto tiempo con el lenguaje nostálgico de sus días de infancia en Barinas (en los cuales andaba de puteada en puteada con sus amiguitos) cuando se metía, como un buen sapo, en las peleas de sus primitos y con una espadita de palo y montado en una escoba simulando un caballo, alejaba a quienes los molestaran.

El episodio más reciente fue la expulsión del embajador “yanqui de mierda” y su ya conocido sonsonete de que va a dejar de mandarles petróleo y patin patatán… Pero no es para nada nuevo que el sapo petrolero se meta en cuanto conflicto se el atraviese y cace peleas hasta con su sombra. No olvidemos que luego del bombardeo colombiano en Ecuador, el impulsivo y contradictorio Chavez decidió mandar 8 mil batallones y fuerzas especiales y armas nucleares con los cañones preparados y apuntando hacia nuestro país, a pesar de que su sufrida patria no tenía ni una vela en ese entierro (de Reyes).

A pesar de que Rin rin Chavez parecería ser opuesto al Mr. danger Bush que huele a azufre, para su desgracia pertenece a la misma especie de batracios pues, al igual que el sapo tejano, Chavez es experto en eso de meterse en cuanta pelea encuentre por fuera de sus fronteras mientras que al interior de su país además de sapos abunden y las ratas en las cloacas vayan en aumento.

Sin embargo, Rin rin Chavez no piensa abandonar su posición de sapo mayor y pretende perpetuarse en el poder (al igual que uno de sus vecinos) a pesar de las conspiraciones por parte de la oposición interna, la CIA, Colombia y una agencia marciana, que quieren asesinarlo a toda costa.

Él, por su parte, hace lo que esté al alcance de su larga lengua de sapo para tapar cualquier tipo de escándalo interno, como el de la supuesta maleta llena de petrodólares que le envió a la presidenta de Argentina, e intenta despertar el más miope nacionalismo venezolano metiéndose donde nadie lo ha llamado.

Fuentes cercanas a Hugo Rafita, como le dicen cariñosamente, le han contado a nuestro corresponsal en Caracas, Ritsar Chipatecua, que Chavez antes de dormir se come una mosca y su carácter al día siguiente se altera dependiendo de del color del insecto que ingiera. Si es verde amanece peleador y si es negra se levanta con el corazón henchido de bondad y armonía. De esta forma: mosca verde= Chavez en modo “Chuck Norris”; mosca negra= Chavez en modo “Madre Teresa de Calcuta”.

Esperemos que vuelva a haber cosecha de mosca negra para que el batracio venezolano contradiga, como es usual, todas sus actitudes recientes y se muestre, como en aquella Cumbre de la OEA, como el Bolívar unificador y pacífico que la mosca verde le impide ser.

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