miércoles, 1 de octubre de 2008

Halloween deja vu


Para muchos, sobre todo los niños y los cristianos, la llegada del 31 de octubre de cada año es un evento esperado con ansias. Para los primeros porque podrán convertirse en sus superhéroes favoritos (ya que el ahora perdedor Juan Pablo Montoya no merece nada de atención y mucho menos un disfraz en este pueblo olvidadizo) y también porque sus estómagos sufrirán la saturación de dulces de todas las marcas y colores.

Para los cristianos, por su parte, este día se convierte en una oportunidad de oro para comenzar a captar la atención de las dispersas mentes infantiles, aunque de manera fallida la mayoría de las veces. Ellos con discursos más fantásticos que el del mismo Halloween, comienzan a infundir mensajes fatalistas que hablan de las costumbres satánicas de sacrificio de gatos negros y de niños blancos, mientras los inocentes chiquillos se dedican a divertirse y celebrar sin mayores preocupaciones aparte de llenar sus calabazas o bolsas hasta el tope. Sin duda, la estrategia utilizada por estos "grinch" del Halloween es totalmente fallida, porque a cambio de dulces, están repartiendo nuevos testamentos o revistas cristianas "para niños" que para lo único que servirían sería para prender las fogatas de los rituales a Satanás.

Y así como los cristianos esperan este día del año para revelar sus más profundos sueños de evangelización, entre los jóvenes el Halloween también se convierte en un pretexto perfecto para sacar a relucir sus más secretos e íntimos deseos. No me resulta extraño que la mayoría de las mujeres busquen un disfraz que solo cubra el 40% de su cuerpo aprovechando así cualquier disfraz para pelar sus piernas, hombros y si es posible algo más. Es así como en cada noche de brujas podemos encontrar a las brujitas más sexys, a las diablas más mostronas, a los ángeles sin túnica, a las Minnie Mouse con culifalda, a las muñecas con hot pants, a las monjas con el hábito en la cola, etc., etc., etc.

Así mismo, los hombres que en los otros 364 días del año se muestran como los machos más machos, homofóbicos y ratificadores de la sociedad que practica boxeo con las mujeres, aprovechan ese día, curiosamente, para vestirse de empleadas domésticas, o de colegialas, o de cheer leader con minifalda. Resulta muy extraño que el primer disfraz que cautive a este tipo de hipermachos sea el más femenino posible con el cual se puedan maquillar y sentir por un día que sus cortes de pelo militares quedan atrás para dar paso a extensas melenas que contonean al caminar.

Todos estos disfraces lucen muy bien con las luces navideñas que a partir de la noche de Halloween comienzan a iluminar la ciudad, dándole la bienvenida a la navidad que cada vez dura más y más tiempo. De hecho deberían instituir que mitad del año fuera navidad y la otra mitad no navidad. La navidad está matando al Halloween, así como lo intentan matar los cristianos y la falta de originalidad de tantos guasones, vaqueros, piratas y demás disfraces que año tras año se repiten sin parar. Sin embargo, lo bueno de esta fecha es que las chicas pueden sacar su lado más "sexual" a relucir y los chicos su lado más "femenino", porque todo eso es pecaminoso pensarlo en un día que no sea de disfraces, máscaras y artificios.

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