jueves, 26 de junio de 2008

Fútbol mortal


A pesar de que cada vez que nos atrevemos a mencionar la palabra fútbol en este blog, el 99.9% de los comentarios (partiendo de la base de que para hablar de fútbol todo el mundo es experto) son de desaprobación y hamponería, debo confesar que mi espíritu masoquista me hace recurrir a este tema con cierta regularidad. Además de mi masoquismo, quiero seguir corroborando lo obvio: que el fútbol, a pesar de ser un deporte divertidísimo de ver y practicar, despierta al colombiano de-mente obtusa.

Todo comienza por la transmisión de los partidos de la Eurocopa. Por un lado en ESPN, con el sonido de fondo del estadio que evidencia el emocionante ambiente que se vive en el lugar, unos locutores discretos que dan información interesante sobre jugadores y equipos, mientras que en el canal Caracol o RCN un narrador que se parece más a un payaso de restaurante que describe lo obvio, acompañado por unos comentaristas que inventan palabras y para sacar a la luz su técnico frustrado hablan de números y se inventan términos para parecer más doctos en el tema.

Luego, parece como de otro mundo ver que los árbitros se equivocan en jugadas decisivas y los jugadores no los atacan como una jauría de hienas. Ellos, por lo general, no quieren ganarse un Oscar simulando faltas, y lo más extraño de todo es que, a pesar de que en la tribuna no hay rejas como las de El Buen Pastor, los hinchas, a pesar de que están tomando cerveza todo el partido, no se atreven a meterse a insultar a los jugadores por sus errores. Pimentel, a quien deberían recomendarle un retiro al Tibet, podría aprender un poquito más de ellos.

En el otro extremo está nuestro infierno. Acá por jugar bien y ganar hay críticas y comienzan a botar lentamente al técnico (como le pasó a Santa Fe, poca fe). Por jugar mal, pasa lo que pasó en el estadio de Cali, los jugadores comienzan a recibir amenazas y por no tener suerte o estar en un mal momento, lentamente se cuelgan una lápida al cuello, y si no que lo diga el fantasma de Andrés Escobar.

Así mismo, por fuera de las canchas unos seres de-mentes limitadas son capaces de matar a otra persona por ser de otro equipo. Me pregunto ¿cuál es el verdadero beneficio que les trae seguir religiosamente a equipos que, como cualquier otro, ganan algunas veces y pierden en otras, pero nunca cambian las vidas de sus hinchas en términos reales?

Como en Europa (que al fin y al cabo es el primer mundo) saben que la vida de un aficionado al fútbol no está determinada por un equipo o un partido, es probable que los jugadores entren a la cancha más relajados sin la presión de que por un autogol o por una mala campaña pueden perder la vida y por eso logran ganar títulos importantes sin el nerviosismo de tener una pistola en la sien.

Yo por eso creo que Colombia no ha ido a los últimos mundiales ni debería ir al próximo, son pocos los jugadores que se atrevan a poner en riesgo su vida pues ir al Mundial es casi como ir a la guerra, donde existe la posibilidad de ser un soldado retirado (desgracia similar a la de ser una vieja gloria del deporte) o ser un ser viviente retirado...del mundo.

Seguramente si Colombia va al Mundial habrá más de un muerto: si pierde, seguramente como están las cosas, alguien terminará con muchos arreglos florales a sus pies; y si gana, así sea contra la selección de Mozambique, en la excesiva celebración también morirán otros tantos.

Ya se (como lo dirán muchos con la cabeza de lado y levemente inclinada hacia atrás) que me “debería ir a Europa si tanto le gusta” pero mi realidad está acá y sobre la mente obtusa de muchos aficionados al fútbol en Colombia es sobre lo que me interesa hablar. También aclaro que no quiero ser experto en fútbol ni parecerme a un comentarista (dios me libre) y por eso podrían ahorrase comentarios del tipo “que blog tan mediocre, se nota que no sabe nada de fútbol”.

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